Libre de comparación (2ª parte)

Escrito por el 23 de junio de 2022

Dios ha hecho todo en este mundo, aún la comparación, y el problema no es tanto la comparación, sino la actitud con la que nos comparamos con otros o con la que comparamos ciertas cosas o situaciones, porque en medio de la vida, siempre estaremos mejor o peor que otros y eso nos ayuda a ser agradecidos con lo que Dios nos ha dado y también con lo que aún no ha llegado.

La semana pasada hablamos acerca de lo dañino que puede llegar a ser para nuestra vida, el vivir comparándonos con los demás, porque podemos estar pendientes todo el tiempo de lo que otros tienen y nosotros no, de lo que otros alcanzan y nosotros aun no y de lo que otros reciben y nosotros no, creando en nosotros frustración, decepción y desánimo.

El Señor nos llama a vivir una vida en la libertad que da la individualidad y no en la presión de querer la vida que otros están viviendo. Hay 3 cosas que van a frenar nuestro camino hacia la meta a través de la comparación y es comparar: El lugar, el tiempo y las oportunidades.

El primero: Comparar el lugar en el que estamos, con otro donde quisiéramos estar, traerá dolor, insatisfacción, falta de plenitud, porque no podemos estar en dos lugares al mismo tiempo, no podemos vivir aquí, pensando estar allí, porque entonces no funcionamos bien en donde estamos, por el anhelo de estar en otro lugar, nos puede pasar en muchas áreas de la vida, es por eso que a veces el que está casado, quiero estar soltero y viceversa, porque realmente hay que disfrutar cada lugar y posición que Dios nos da, sin compararlos con otros.

El segundo: Comparar el tiempo, tampoco es sabio, porque comparamos nuestra vida pasada con la presente y anhelamos cosas que pasaron o momentos que vivimos, pero que son eso, pasado, no pueden volver y la comparación nos frustra al saber que el pasado no vuelve, también podemos anhelar el tiempo futuro, pero como aún no lo tenemos en nuestras manos, vivimos con el dolor de pensar, cuando algún día llegue a ese momento seré feliz, entonces el tiempo presente entre comparación y comparación, se nos escapa de las manos y no logramos tener gozo en el corazón.

La tercera: Las oportunidades son momentos o situaciones que se presentan para unos y para otros, pero no significa que tienen que ser para todos lo mismo, hay personas que por su entorno, familia, situación de vida, se le presentan ciertas oportunidades que otros no, y nosotros igual tendremos otro tipo de oportunidades que otros no las tienen, pero si vivimos pensando por qué yo no? ¿Por qué a mi no? Dejaremos pasar las oportunidades que Dios si nos entrega a nosotros, anhelando querer las de otros.

La comparación también nos lleva a otras cosas que a Dios no le agradan, como lo es la murmuración y la queja.

COMPARAR Y MURMURAR: La historia de los hermanos de Moises, en Números 12:1-16, nos enseña el problema de vivir en la comparación, María y Aarón, hermanos de Moisés, se compararon con su hermano y decían que Jehová no solo había hablado por Moises sino también por ellos, criticaron la mujer que Moisés había tomado y hablaron contra él en sus corazones, por lo que la ira del Señor descendió sobre ellos, María quedó con lepra y tuvo que ser sacada del campamento durante siete días, hasta que Moises oró por sus hermanos y Dios la sanó y volvió a reunirse con ellos. Todo por un corazón que comparaba su vida con la de su hermano Moisés, cuántas veces comparamos nuestra vida con la de otros y eso nos lleva a la crítica y a la murmuración, cosas que Dios aborrece y que no le agradan, por eso es tan importante vivir la individualidad que Dios nos da, ver y agradecer que Dios nos use donde el quiere y cómo él quiere y dejar de lado la comparación.

COMPARAR Y QUEJARSE: La historia de Marta y María también nos habla de la comparación y de otra cosa que puede venir a nuestro corazón y es la queja, en Lucas 10:38-42, aparece la historia tan conocida, de estas dos hermanas en la que una de ella, Marta, trabajaba en los quehaceres de la casa, mientras que María se sentó a los pies de Jesús, el corazón de Marta se comparó inmediatamente con la condición de su hermana, Marta no estaba haciendo nada malo, estaba sirviendo, pero su actitud era de queja y comparación, con su hermana que escuchaba atentamente a Jesús, cuando cansada, Marta se queja, Jesús le responde que Marta estaba afanada y turbada, pero que María había escogido la mejor parte.

Cuál es la parte que nosotros elegimos, la mejor parte es escuchar a Jesús, sentarse a sus pies, buscarle y estar con él antes que hacer cualquier otra cosa, la comparación con otros, siempre nos llevará a quejarnos por lo que no podemos tener o hacer en determinado momento y nos llenará de afán y de amargura, sin embargo quien escoge no estar comparando una vida con otra, una situación con otra, siempre es más feliz, porque escoge la mejor parte.

Pidamos al Señor que quite de nuestros corazones la comparación de los lugares, el tiempo y las oportunidades, para que no caigamos en queja o murmuración en nuestro caminar Cristiano y que así podamos decir libres de comparación, proseguimos hacia la meta.

Próxima semana aprendiendo de la comparación, prosigo a la meta, última parte.


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