Agujetas: Qué son y qué puedes hacer para combatirlas

Escrito por el 6 de junio de 2022

Las agujetas, que es el nombre coloquial que recibe en medicina el dolor muscular de aparición tardía, se deben a microrroturas de fibras (en realidad microfibras) musculares. Se producen cuando el músculo es sometido a un ejercicio que tiene una exigencia superior al que suele realizar de forma habitual y, por lo general, van acompañadas de la inflamación de dicho músculo.

Eso significa pues, que las agujetas son “prácticamente inevitables” al menos cuando comenzamos con algún ejercicio nuevo o volvemos al gimnasio tras un periodo de reposo o las vacaciones. Nada que ver con “ la acumulación de ácido láctico (cristales)” de que muchos hablan y que es una teoría rechazada por los expertos.

Y “completamente equivocada”, según explica el doctor en Medicina del Deporte Ángel Bigas, que recuerda que “se ha visto que las agujetas se producen por un trabajo excéntrico repetido a una intensidad demasiado elevada y, por lo general, aparecen a las 24 horas siendo el pico más alto de dolor (punzadas agudas) entre las 24 y 48 horas después del ejercicio”.

Se pueden aliviar las agujetas, pero difícilmente se va a evitar ese tipo de dolor o rigidez muscular, porque resulta inherente a cualquier cambio en la rutina de entrenamiento, ya sea por modificaciones en su práctica, su duración o intensidad. En otras palabras, las agujetas son la respuesta normal a un esfuerzo extra y suponen un“proceso de adaptación que conduce a una mayor resistencia y fuerza para los músculos”, explica el entrenador personal Fito Florensa.

Lo que sí es importante, dice, es “aprender a diferenciar el dolor que causan las agujetas del dolor agudo producido por lesión o por fatiga muscular, puesto que eso son problemas que deben abordarse de otro modo”.

Conviene diferenciar las agujetas del dolor producido por lesión o fatiga muscular

Nos pueden producir agujetas los movimientos más dispares y, por tanto, también pueden aparecer en cualquier sitio. No solo en los muslos, el abdomen o las pantorrillas. Hasta en los las manos podemos sentir las agujetas. Subir o bajar escaleras; correr cuesta abajo o cuesta arriba; hacer pesas, e incluso los ejercicios de flexibilidad. Todo movimiento o ejercicio en nuestro día a día, si es nuevo o más intenso, puede provocar esas microrroturas.

Y sorprendentemente, según algunos estudios publicados en los últimos años, ni el calentamiento ni los estiramientos anteriores o posteriores al ejercicio tendrían efecto alguno sobre las agujetas. Ni quizá sobre la movilidad. Dan sensación de alivio, pero no pasa de eso, y algunos especialistas en fitness alertan que sobreestirar el músculo puede ser tan perjudicial como no estirarlo, porque cuanta más laxitud, más riesgo hay de lesiones de ligamentos y de incrementar la aparición de esas microrroturas.


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