Ante la frustración prosigo a la meta (2ª parte)

Escrito por el 16 de noviembre de 2023

Durante nuestro camino hacia la meta nos vamos a encontrar con situaciones, circunstancias o tiempos en los que se levantarán ante nosotros gigantes que querrán debilitar nuestra fe, destruir nuestra esperanza y que evitarán a toda costa que continuemos en ese camino, pero el Señor en su palabra nos ha dado las claves para alcanzar la victoria, no importa la circunstancia que estemos pasando.

Uno de estos gigantes es la frustración, que se define como la emoción que sentimos cuando no podemos alcanzar algún objetivo o deseo, quizás por cosas externas que imposibilitan que lo que deseamos pueda llevarse a cabo, por limitaciones personales, por obstáculos o diversas cosas, pruebas constantes que van a lo largo del camino trayendo ese sentimiento de impotencia y donde finalmente creemos que no hay salida.

Los hombres de fe que habla la palabra de Dios no fueron la excepción de sentirse en algún momento de sus vidas con ese sentimiento de frustración, pero mientras vivían esos momentos de caos y crisis, levantaron su mirada a aquel que todo lo puede y vieron con sus propios ojos cómo todo aquel tiempo de adversidad, no era un tiempo perdido, sino solamente una parte del plan eterno de Dios sobre sus vidas para hacer algo extraordinario.

Hoy vamos hablar de 4 personajes que tienen tanto que enseñarnos de esos tiempos de frustración por los que pasaron y cómo la maravillosa intervención de Dios por medio de la fe, les sacó adelante y vencieron a ese gigante.

JOSE: Conocemos la historia de José, echado en una cisterna y vendido por sus propios hermanos, siendo muy joven, después de ser el hijo más amado por su padre, de pronto en un momento se ve en aquel lugar, vendido como esclavo, con un porvenir incierto y completamente diferente al que algún día pensó vivir, qué frustración tan grande debió tener su corazón en muchos momentos, pero fue fiel, no permitió que las circunstancias y su nueva situación de vida le hundieran, pasando varios años, Dios le permite pasar de ser un esclavo a ser gobernador de Egipto, si unos años atrás le hubieran dicho a José lo que iba a vivir en el futuro seguramente no lo habría creído, pero en ese momento podía verlo todo con claridad, todo el sufrimiento que había padecido, las humillaciones y falta de amor en su juventud por parte de su familia tenían un propósito eterno y era el tiempo que eso se cumpliera. Génesis 50:20 dice «Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo.».

José conoció de cerca al gigante de la frustración, lo enfrentó y salió en victoria, lo que un día vivió como una tragedia y frustración, Dios lo encaminó para bien y para preservar la vida de muchas personas. José triunfó sobre la frustración.

DAVID: El rey David, también pasó por tiempo de frustración, él se había enfrentado físicamente ante el gigante Goliat, pero eso no fue un obstáculo para él, sin embargo con el tiempo se enfrentó al gigante de la frustración, al punto que necesitó refugiarse en una cueva, la cueva de Adulam que significa «lugar de reposo o refugio», David estaba desanimado, frustrado, no podía ir a ninguna parte, no podía volver al pueblo, no podía ir al palacio, Saúl lo perseguía, no podía ir a ningún lugar, por lo que buscó refugio en una cueva, donde clamó y expuso su queja delante del Señor. Allí se escondió de Saúl, lloró, presentó su angustia, estando oprimido, solo, sin esperanza. Y declara desde esa cueva estas palabras en el Salmo 144:2 “Él es mi Dios amoroso, mi amparo, mi más alto escondite, mi libertador, mi escudo, en quien me refugio. Él es quien pone los pueblos a mis pies.» David experimentó esos momentos en los que no veía la salida, sintió frustración al punto de dar un paso al costado y esconderse de todo y de todos, pero puso su mirada en Dios, su amparo, su escondite, el único que podía hacerlo libre de toda aquella angustia y así fue, David venció también al gigante de la frustración y Dios le dio la victoria.

JOB: Job un hombre que a pesar de ser justo, le viene una cantidad problemas, adversidades, pruebas y angustias, al punto de llegar a estar en queja delante de Dios, la frustración de todo lo vivido le lleva a la queja y a la tristeza, qué tiempo de frustración más grande el que este hombre de fe vivió. De la noche a la mañana pierde sus hijos, sus riquezas, bienes materiales y finalmente también pierde la salud, prueba tras prueba, adversidad tras adversidad y allí Job se enfrenta al gigante de la frustración, sin embargo dice en Job 9:27 “olvidaré mi queja y dejaré mi triste semblante y me esforzaré». Job experimentó la frustración y habla de dejar la queja, su triste semblante y esforzarse, porque no se trata de sentirse frustrado y permanecer en ese estado, debemos salir de allí lo antes posible. La palabra de Dios dice que Job era un varón perfecto y recto, sin embargo las pruebas por las que le permite Dios pasar llegan a llenar su corazón de frustración y queja, pero una vez más el Señor se muestra a él y sale victorioso de esa adversidad y logra enfrentar y vencer otro gigante, el gigante de la frustración.

PEDRO: Jesús y Pedro tenían una relación especial, era su discípulo, habían compartido mucho tiempo juntos, compartieron el pan, habían vivido muchas experiencias, iban de un lugar a otro, vio sus milagros y recibió sus palabras. En el momento en que Pedro le negó tres veces, dice la palabra en Lucas 22:61 «Entonces el Señor se volvió y miró a Pedro.» Jesús se volvió y le miró, esta mirada de Jesús le hizo recordar sus promesas incumplidas y sobre todo el haber negado una relación cercana y estrecha de mucho tiempo compartido. La escritura dice que Pedro lloró amargamente después de ver esa mirada, cuánta frustración sentiría el corazón de Pedro al ver que no había podido mantener sus promesas ante la adversidad, sin embargo Dios restaura su corazón lleno de arrepentimiento y con los días, Jesús le da la oportunidad de reafirmar su amor y compromiso afirmando tres veces el amor hacia Jesús. El gigante de la frustración en Pedro había sido vencido.

Si vemos cada uno de estos hombres de fe enfrentaron la frustración por diversas causas, algunos por situaciones externas que no dependían de ellos y otra veces por sus propias acciones, como el caso de Pedro, experimentaron el dolor y la ansiedad de no poder alcanzar algo que habían deseado, prometido o esperado, sin embargo no fueron destruidos por la frustración, sino que la enfrentaron y salieron victoriosos.

Nosotros al igual que ellos, podemos vivir tiempos o momentos en los que sentiremos frustración, pero debemos llevar ese sentimiento al Señor, reconocerlo, enfrentarlo, no permitir que nos hunda y destruya. Sobre todo quitar nuestros ojos de todo aquello que nos llena de frustración y levantar nuestros ojos al cielo. Dios puede vencer cualquiera que sea el gigante y así que como estos hombres de Dios enfrentemos el gigante de la frustración y prosigamos hacia la meta.


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