Ante la frustración prosigo a la meta (1ª parte)

Escrito por el 9 de noviembre de 2023

Desde que somos pequeños comenzamos a luchar con una emoción que algunas veces reconocemos y otras veces la llevamos guardada y es la frustración. Cuando comenzamos a caminar y vamos conociendo nuestro entorno, comenzamos a sentir lo que es la frustración cuando queremos algo y no nos lo dan, cuando queremos alcanzar algo y no llegamos a ello, cuando tenemos ilusión de algo y al final no lo conseguimos.

Y cuando somos adultos, aunque conocemos cosas que sí podemos y no podemos alcanzar, también podemos luchar con la frustración y es algo normal que experimentaron hasta los mismos hombres de fe que aparecen en la palabra de Dios, pero no fue causa de abandonar el camino hacia la meta por el que iban caminando.

¿Qué es la frustración? La frustración es cuando una persona no puede alcanzar algún objetivo o deseo, ya sea por factores externos, que imposibilitan que las cosas que deseamos puedan realizarse. También puede ser por limitaciones personales, que no implica que seamos más o menos, peores o mejores, sino que simplemente es como hemos sido diseñados en los planes perfectos de Dios, también podemos experimentar frustración por cosas o cambios inesperados que surgen cuando menos lo deseamos y una de las principales causas de sentirnos frustrados es la comparación con otros.

La palabra de Dios dice en el Salmo 37:7 “Guarda silencio ante Jehová, y espera en él. No te alteres con motivo del que prospera en su camino, por el hombre que hace maldades.” Algunas veces nos llena de frustración ver que hay personas que llevan una vida completamente ajena al Señor y sus caminos y vidas prosperan notablemente y vemos nuestra condición y nos podemos llenar de tristeza, irritabilidad, desmotivación o ansiedad, porque nuestra vida es completamente diferente.

Y hoy quiero que reflexionemos acerca de qué hacemos con esa emoción que puede surgir o esconderse en nuestro corazón, pero que puede causar un daño muy grande, robarnos el gozo, el ánimo, las fuerzas, el aliento y lo más importante, puede robarnos la fe y el deseo de continuar en este camino hacia la meta.

ENCONTRAR QUÉ ES LO QUE NOS FRUSTRA: El Salmo 139:1-3 dice “Oh Jehová, tú me has examinado y conocido. Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme; has entendido desde lejos mis pensamientos. Has escudriñado mi andar y mi reposo, y todos mis caminos te son conocidos. Pues aún no está la palabra en mi lengua, y he aquí, oh Jehová, tú la sabes toda.” Cómo podemos identificar o descubrir qué es lo que nos pasa, pidamos al Señor que examine nuestro corazón y reconozcamos si esa frustración ha venido a causa del pecado y por esa razón nuestros caminos no han prosperado, sino todo lo contrario, cada día vamos de problema en problema y de frustración en frustración.

Si no es por pecado, veamos cuál es la fuente que nos causa frustración, como decía antes puede ser que vivimos comparándonos con los demás y no vemos todo lo bueno y maravilloso que Dios nos ha dado. También las pruebas y las respuestas inesperadas a nuestras oraciones pueden traernos frustración, como me dijo una amiga: “las pruebas de la fe son las más duras y difíciles de superar, cuando hemos puesto tanta fe en pedir algo que creemos que es lo mejor y no es necesariamente esa la respuesta de DIOS.” Así que busquemos cuál es la causa por la que nos sentimos desanimados, sin fuerzas y por qué no queremos seguir luchando. Es muy importante identificar lo que nos causa sentirnos así.

ENFOCAR NUESTRA META: Filipenses 3:13-14 dice “olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.” A veces la frustración viene porque olvidamos quiénes somos y a dónde vamos, empezamos considerar este mundo como el lugar donde estaremos para siempre y no es así, nos llenamos de frustración porque perdemos la visión de cuál es realmente nuestra meta y olvidamos la visión de la eternidad, por la temporalidad.

Pienso que una de las formas con las que más podemos luchar contra la frustración, es enfocando nuestra visión en Cristo, como dice Su palabra, “puestos los ojos en Jesús”. A Pedro se le hundieron sus pies en las aguas, porque quitó sus ojos del Señor y los puso en toda la inmensidad de mar que le rodeaba. Pensemos ¿dónde tengo mi mirada? ¿Por qué me siento frustrado? ¿Estoy dando más valor a lo terrenal que a lo celestial? Debemos re-enfocar nuestra visión, para que veamos que todo lo que nos acontece en esta tierra es solo una pequeña parte, pero no es el todo de nuestra historia.

DAR PASOS PEQUEÑOS, SI NO PODEMOS DAR GRANDES: Proverbios 4:11-12 dice “Por el camino de la sabiduría te he encaminado, y por veredas derechas te he hecho andar. Cuando anduvieres, no se estrecharán tus pasos, y si corrieres, no tropezarás.” Cuando andamos caminando sabiamente no tropezamos con nuestros pasos, no importa si son pasos grandes y pequeños, pero vamos avanzando. Esta es otra forma de quitar la frustración de nuestro corazón, si no podemos alcanzar grandes cosas, comencemos por pasos pequeños, cosas que podemos manejar y veremos que aunque no vamos corriendo, si vamos avanzando. Algunas veces nos frustramos porque queremos lograr hoy lo que se consigue en varios días, meses o quizás años, por eso es tan importante vivir “un dia a la vez”, la palabra dice en Lucas 12:25-26 “¿Y quién de vosotros podrá con afanarse añadir a su estatura un codo? Pues si no podéis ni aun lo que es menos, ¿por qué os afanáis por lo demás?” no podemos afanarnos por querer lograr cosas grandes en tiempos cortos, ni alcanzar grandes objetivos si aún no estamos preparados para eso, aprendamos a vivir cada día con su propio afán.

Así que en este camino hacia la meta luchemos contra esta emoción y que no haga presa de nuestro corazón, no caigamos en el engaño de las comparaciones o pensando que Dios no responde, porque no responde como nosotros queremos que lo haga.

Recordemos buscar al Señor en oración para que nos revele por qué nos sentimos frustrados, cuál es la fuente de sentirnos así, enfoquemos nuestra meta, pongamos nuestra visión en lo eterno y mientras estamos en esta tierra caminemos sabiamente, no importa si son pasos pequeños, porque no podemos dar grandes, avancemos sin afán y puestos los ojos en Jesús. Es la mejor forma de derribar al gigante de la frustración y proseguir hacia la meta.


Continuar leyendo

Canción actual

Título

Artista