Ante la procrastinación prosigo a la meta (1ª parte)
Escrito por Sully de Barra el 16 de mayo de 2024
En nuestro camino hacia la meta vamos a encontrarnos con diversos gigantes que van a salir a nuestro encuentro para apartarnos de la voluntad del Señor y continuar en el camino hasta el final de nuestros días, hemos hablado de varios gigantes, como la depresión, el resentimiento, el quebrantamiento, la soledad, la frustración, la negatividad y hay un gigante bastante grande que nos puede salir a nuestro paso y es el gigante de la procrastinación.
Quizás esta palabra no es tan conocida en nuestro medio pero la traducción más sencilla es “dejar para mañana lo que podemos hacer hoy” eso es procrastinar, la procrastinación es más conocida como la postergación, dilación, es posponer o retrasar tareas que sabemos que debemos hacer y lo peligroso de esto es que es un comportamiento que nosotros elegimos, ocupandonos de cosas menos importantes con la plena conciencia que lo que estamos dejando de hacer es importante y que traerá consecuencias negativas.
Todos luchamos contra este gigante, algunos de forma más consciente y lo identificamos rápidamente y a otros nos cuesta más pero todos luchamos con este gigante en alguna área de nuestra vida y en diferentes etapas de nuestra historia.
La postergación de hacer las cosas que son importantes por hacer otras puede traer consecuencias negativas, a menudo podemos confundir lo que es la procrastinación con la pereza o la falta de motivación, pero no es lo mismo.
La pereza es una actitud de aversión o indisposición a trabajar o hacer algún esfuerzo, una persona que es perezosa, no tiene la energía o la voluntad para hacer las cosas. Es feliz y disfruta haciendo el mínimo esfuerzo, en cambio a eso la persona que procrastina sufre por no hacerlo, sabe que tenía que hacerlo, pero no lo hizo de forma consciente.
La falta de motivación es la pérdida del entusiasmo y la razón por la cual hacer las cosas, sencillamente una persona desmotivada sabe que tiene que hacer algo, pero no encuentra razones o motivos suficientes para llevarlo a cabo.
En el caso de la procrastinación implica una decisión con propia voluntad, porque la persona es consciente de las consecuencias negativas de su comportamiento, pero aun así elige postergar la tarea.
El gigante de la procrastinación, es un gigante en sí, porque detrás de esa postergación hay consecuencias y el enemigo de nuestra alma siempre va a querer que caigamos en esa trampa y posterguemos aquello que Dios nos ha mandado a hacer.
La escritura dice en Eclesiastés 9:10 “Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas; porque en el Seol, adonde vas, no hay obra, ni trabajo, ni ciencia, ni sabiduría.” La palabra de Dios es clara, todo lo que viene a nuestra mano para hacer lo hagamos, según nuestras fuerzas, pero hay que hacerlo y este gigante lo que tratará es que no lo hagamos.
Siempre que comparto un tema primeramente Dios habla a mi vida y algunas personas quizás pueden decir “yo no tengo lucha con este gigante” pero quiero poner algunos ejemplos para reconocer la procrastinación en nuestro diario vivir:
Algo tan sencillo, pero crucial e importante, orar y leer la biblia, sabemos que a través de la oración y la intimidad con el Señor recibimos fortaleza, gozo, paz y a través de la lectura de la palabra recibimos sabiduría y dirección en todas las áreas que necesitamos, pero conscientemente elegimos otros distractores como las redes sociales, la televisión, las series, etc. el tiempo pasa, termina el día, no hemos apartado un momento para estar con el Señor y la biblia sin abrirse, luego nos sentimos culpables y hemos desperdiciado un día. Lo triste es que después cuando vienen la pruebas, rápidamente corremos a buscar consuelo en la palabra de Dios, pero si no pospusiéramos tanto el orar y abrir nuestras biblias, tendríamos más fe, más confianza y no se llenaría tan rápido de miedo el corazón ante las adversidades.
En lo natural hay trámites de papeles, cosas de casa, ordenar, realizar algún documento, hacer una llamada de la que depende una situación importante, una cita médica y mas cosas que vamos dejando al tiempo, sabemos que es importante, sabemos que si lo dejamos pasar va a tener consecuencias, pero no lo hacemos inmediatamente, sino esperamos, lo posponemos, procrastinamos.
Y un ejemplo un poco más escondido, pero que puede estar presente para robarnos la bendición de Dios y apartarnos de Su camino es hacer postergar el hacer Su voluntad en ciertas áreas en las que sabemos que lo vamos dejando y no lo hacemos.
Hay áreas de nuestra vida que el Señor nos ha señalado que no le gusta, quizás personas, relaciones rotas en las que Su voluntad es que estemos en paz y pidamos perdón, pero lo postergamos, sabemos que es Su voluntad y que debemos hacerlo, pero le damos largas en el tiempo.
Hacer su voluntad abandonando una relación que no nos edifica y que nos aleja de Él, sabemos que tenemos que hacerlo, pero dejamos pasar un día y otro.
Hacer Su voluntad cumpliendo un llamado que nos ha hecho a hacer algo en su reino, pero dedicamos nuestra vida a otras cosas y lo vamos postergando, quizás pensamos cuando sea más mayor, ahora soy muy joven, pero luego cuando seamos muy mayores, quizás diremos ahora ya no tengo juventud ni fuerzas para servir al Señor.
Quiero terminar leyendo tres escrituras en la versión Traducción al Lenguaje Actual, para entenderlas mejor, en estos pasajes, el Señor nos habla para luchar contra el gigante de la procrastinación:
- Si creemos que tenemos mucho tiempo el Salmo 103:15- 16 dice “ Nuestra vida es como la hierba, que pronto se marchita; somos como las flores del campo: crecemos y florecemos, pero tan pronto sopla el viento, dejamos de existir y nadie vuelve a vernos.”
- Si tenemos la excusa de no tener ganas de hacer las cosas leamos Eclesiastés 9:10 dice “Y todo lo que podamos hacer, hagámoslo con alegría. Vamos camino a la tumba, y allá no hay trabajo ni planes, ni conocimiento ni sabiduría.”
- Si tenemos planes y queremos alcanzarlos leamos Eclesiastés 11:4 dice “Cuando el árbol cae, no importa de qué lado caiga; donde cae, allí se queda. Si quieres sembrar, no te quedes mirando al viento; si quieres cosechar, no te quedes mirando al cielo.”
La próxima semana hablaremos algunas de las causas por las que voluntariamente a veces no queremos ni pelear con este gigante. Pero mientras examinemos nuestro corazón si hay áreas en las que estamos procrastinando y prosigamos hacia la meta.
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