Ante la soledad prosigo a la meta (2ª parte)
Escrito por Sully de Barra el 14 de diciembre de 2023
La soledad es un gigante que se puede levantar en nuestro camino hacia la meta, todos pasamos o hemos pasado por momentos de soledad, ese sentimiento en el que percibimos que hay una brecha muy grande entre nosotros y las relaciones que nos rodean.
Estamos viviendo una temporada en la que muchas personas se sienten más solas que nunca, los anuncios y las promociones nos llevan a pensar si estamos solos o estamos acompañados, aunque lo más difícil es estar acompañado y sentirse profundamente solo.
Pero cuando tenemos a Jesús en nuestra vida, no hay motivo para sentirnos solos, porque él ha prometido que estará con nosotros, TODOS los días hasta el fin del mundo, es una promesa y Dios no miente, lo que él ha prometido, lo hará y en eso está nuestra confianza.
Los hombres y mujeres que aparecen en la palabra de Dios también enfrentaron tiempos de soledad, o tiempos en los que se habrán sentido solos y en medio de esa soledad, podemos ver a través de sus historias, cómo Dios llegó a sus vidas, se glorificó en todo y en vez de ser presos del gigante de la soledad, tomaron acciones contra ella y el Señor les dio la victoria.
Hablaremos de Ester, Job y los Discípulos de Jesus.
ESTER: La palabra de Dios no habla con detalle de los momentos de soledad que Ester halla experimentado, pero la historia que le tocó vivir si habla de una joven judía que se convierte en la reina de Persia, alejada completamente de toda su familia, su pueblo, amigos, todo su entorno cambia cuando es llevada al palacio del rey. Seguramente Ester enfrentó momentos de mucha soledad en ese lugar, pero su fe en Dios la sostuvo en momentos cruciales para su propio pueblo.
Llega el momento en el que su presencia dentro del palacio del rey era de vital importancia no solo para salvar a su familia sino a todo su pueblo, el pueblo judío que Aman quería destruir. Ester en medio de su soledad, pudo haber dado un paso atrás, pensar y decir a su tío Mardoqueo que ella no iba a hacer nada, estaba más sola que nunca y la situación no era fácil. Su tío le envía un mensaje en el que le dice claramente en Ester 4:14 “Porque si callas absolutamente en este tiempo, respiro y liberación vendrá de alguna otra parte para los judíos; mas tú y la casa de tu padre pereceréis.
¿Y quién sabe si para esta hora has llegado al reino?” Las palabras de su tío fueron muy fuertes, pero ella tomó la decisión de ser valiente, ayunar por tres días y presentarse ante el rey Asuero, Dios les respalda y finalmente su pueblo es librado de la muerte, Ester enfrentó la soledad, no se acobardó por estar sola, fue valiente. Tanto que aprender de esta mujer de Dios en su camino hacia la meta Ester conoció muy de cerca el gigante de la soledad, pero salió victoriosa.
JOB: La historia de Job también nos habla de un hombre evidentemente probado en todo y quien también enfrentó el gigante de la soledad. Muchas personas enfrentan la soledad cuando experimentan la pérdida de un ser querido, un trabajo, un cambio que drásticamente les hace perder todo. Job experimentó las pérdidas más grandes y en poco tiempo, Job perdió a sus hijos y todas sus posesiones, dice la palabra que en un solo día JOb perdió a sus diez hijos y perdió sus bienes materiales, cuántas desgracias repentinas le habrán hecho sentirse completamente solo y despojado de todo lo que tenía. Luego además de este sufrimiento Dios permite el dolor físico y la falta de comprensión de sus amigos, la enfermedad puede traer mucha soledad al corazón, su amigos tampoco fueron los mejores para apoyarlo. Pero Job enfrenta el gigante de la soledad perseverando en su fe, la escritura dice en Job 2:10 “¿Qué? ¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos? En todo esto no pecó Job con sus labios.”
LOS DISCÍPULOS DE JESÚS: Después de la muerte de Jesús y su resurrección, los discípulos también experimentaron un tiempo, seguramente de profundo dolor, tristeza, duelo, confusión, muchas cosas que no podían entender y también se habrán sentido profundamente solos. Cuánta soledad habrá quedado en sus corazones, al ver que todo había “aparentemente” terminado.
En el camino a Emaus Jesús se encuentra con ellos, no le reconocen, pero sí expresan su tristeza y desánimo por la muerte de su maestro. Luego Jesús se muestra a ellos y aparece en distintos momentos, hasta llega el tiempo de marcharse definitivamente dándoles esa promesa preciosa que hasta nuestros días sigue siendo nuestro mayor consuelo “y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.” Los discípulos de Jesús se sintieron solos cuando él murió, cuando encontraron la tumba vacía, cuando Jesús se fue al cielo, pero ellos lucharon contra la soledad, afirmando su fe y lo mejor llevando el evangelio a toda criatura.
El mejor camino para dejar de sentirse solos fue recibir la llenura del Espíritu Santo y proclamar el evangelio del Señor Jesús y hasta nuestros días sigue siendo la mejor forma de enfrentar el gigante de la soledad, llenarnos con la presencia dulce y completa del Espíritu Santo quién vino a nosotros después que Jesús se marchó y que está en nosotros todos los días, en todo momento, en todo lugar, guiándonos, aconsejándonos, llevándonos a toda verdad.
Así que en este camino hacia la meta, podemos enfrentar el gigante de la soledad como nos han dado ejemplo Ester siendo valiente y fuerte, como lo hizo Job, perseverando en su fe, sin mirar atrás y como los discípulos de Jesús llenándonos de la presencia del Espíritu Santo y compartiendo el evangelio a toda criatura. La soledad no es un gigante es un tiempo en la vida, en el que si tenemos al Señor, nos daremos cuenta que nunca estamos solos.