Ante ser quebrantado prosigo a la meta (1ª parte)
Escrito por Sully de Barra el 7 de marzo de 2024
En este sociedad cada vez estamos escuchando más las palabras bendición, plenitud, felicidad, alegría, fiesta, celebración pero lo que menos nos gusta escuchar es la palabra quebranto, porque nos lleva el pensamiento a sufrir como quebrantos de salud, quebrantos por una situación inesperada, quebrantos económicos, pero es innegable que en este camino hacia la meta vamos enfrentarnos contra el gigante del quebrantamiento, pero contra todo pronóstico, podemos proseguir hacia la meta.
Primero vamos a definir qué es quebranto o quebrantamiento, naturalmente se refiere a un daño físico, material o de salud, decaimiento de nuestras fuerzas, pérdidas materiales, aflicción o dolor.
Desde el punto de vista como cristianos, el quebranto se refiere a un corazón en profunda humildad ante Dios, reconociendo nuestra dependencia total de Él y sobre todo nuestra debilidad y fragilidad, ser quebrantado es parte de la vida de un cristiano y aunque nos gusta escuchar poco de este tema, aparece en varias escrituras de la palabra de Dios.
Lo importante es descubrir que cuando se levanta en nuestras vidas el gigante del quebranto, debemos entender y tener muy claro, que no es el final, no es un fin, sino es parte del proceso que Dios utiliza en Sus planes perfectos para nuestra vida y que todo quebranto tiene un propósito, no sufrimos por sufrir, no lloramos por llorar, todo tiene una razón de ser, todo lo que Dios permite es necesario.
La palabra de Dios dice que esa fue una de las razones por las que Jesús fue enviado, lo dice en el libro del profeta Isaías muchos siglos antes y cuando Jesús va a la sinagoga, se levanta a leer y abre el libro lee en Lucas 4: 18-19 “El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable del Señor.” Uno de los propósitos de Jesus fue sanar a los quebrantados de corazón.
Si logramos enfocar nuestra mirada en Jesús en tiempos de aflicción nos daremos cuenta que el quebrantamiento no es un gigante que quiere destruirnos, ni un estado eterno, no es algo malo, es algo temporal, es una bendición que nos permite transformar nuestro corazón en áreas en las que Dios quiere trabajar, para que cada día seamos más como Él. Hoy vamos a reflexionar en 3 cosas, que aunque parezca increíble, se convierten en beneficios del quebrantamiento en nuestra vida.
DIOS ESTÁ MÁS CERCA DEL QUEBRANTADO: El salmo 34:18 dice “Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón; Y salva a los contritos de espíritu.” Cuando tenemos hijos o una persona amada que le ha pasado algo o están malitos, nuestra atención se centra aún más en el que está pasando un mal momento. Seguimos amando a todos nuestros hijos por igual, pero nos inclinamos a estar más pendientes del que no se encuentra bien y buscamos cómo hacer menos doloroso el proceso por el que está pasando inevitablemente. Igual actúa el Señor, debemos saber que él dice en su palabra que está cercano al quebrantado de corazón, está aún más cerca.
El enemigo va a venir con pensamiento de mentira, cuando sufrimos, como es que Dios se ha olvidado de nosotros, cómo que dónde está Dios cuando lloramos, pero si leemos frecuentemente su palabra debemos saber y estar seguros que Él está más cerca de sus hijos cuando son quebrantados, sus ojos están atentos, su amor cercano, nos cuida, nos abraza, nos consuela, no nos deja ni un momento nunca y mucho menos cuando pasamos por quebranto. Es una promesa maravillosa y que no podemos olvidar si estamos enfrentando el gigante del quebrantamiento.
EL SEÑOR HABITA CON EL QUEBRANTADO: Isaías 57:15 “Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados.” Dios habita en la eternidad, dice su palabra, habita en la altura y en la santidad,pero también dice que habita con el quebrantado.
La palabra habitar significa “hacer morada, vivir, establecer un lugar donde permanecer”, esto quiere decir que el Señor viene a morar a nuestro corazón cuando estamos pasando un quebrantamiento. En este camino hacia la meta, se levantará el gigante del quebranto para que nos sintamos solos, impotentes y sin fuerzas, pero recordemos esta escritura, cuando somos quebrantados, DIos mismo que vive en la eternidad, en las alturas y en la santidad, viene a vivir y hacer morada con nosotros, si lo imaginamos físicamente, es ver que cuando sufrimos por una enfermedad, por un dolor, por una situación económica, por un duelo o una pérdida que nos causa un profundo quebranto, es como si Dios llegará con su maleta y viene a vivir a nuestro lado para que sepamos que en todo ese proceso, Él siempre estará allí.
DIOS SANA NUESTRO QUEBRANTO: Salmo 147:3 dice “Él sana a los quebrantados de corazón, Y venda sus heridas.” Como dije al inicio el quebranto no es un estado final y permanente, es un solo un proceso de transformación de nuestro corazón, los procesos son difíciles de cruzar, pero no son el objetivo final, solo son la transición o el puente que aunque sea difícil, Dios usa para que lleguemos al otro lado.
Dios ha prometido en Su palabra que sanará nuestro quebranto, la escritura dice que Él sana a los quebrantados de corazón y nos venda las heridas. Así cómo llega el quebranto y nos parte el corazón en mil pedazos, nos duele todo, nos imposibilita y nos deja sin fuerzas, así mismo viene el Señor con Su bálsamo de amor a limpiar las heridas, curarlas, vendarlas y sanarlas al completo, para que cuando hayamos pasado por ese tiempo de quebranto, salgamos en victoria, renovados y más fortalecidos que antes. Todos vamos a enfrentar en la vida el gigante del quebrantamiento, algunos los conocemos muy de cerca y viene varias veces en la vida, en el año o aún en el mes, pero recordemos que no estamos solos, Dios está cerca del quebrantado, habita y mora con el quebrantado y promete sanarnos, vendar nuestra heridas y poder continuar hacia adelante en este camino hacia meta.
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