Aprendiendo de las comparaciones (3ª parte)

Escrito por el 7 de julio de 2022

Las comparaciones no son buenas, porque cada uno tenemos vidas diferentes, historias distintas y la salvación de cada uno es personal, por lo que lo mejor es vivir sin compararnos con otras personas porque ya en ocasiones anteriores aprendimos que esto puede traer celos, envidias, dolor al corazón, menosprecio y una serie de sentimientos que no agradan al Señor.

En nuestro camino hacia la meta, vamos a tener que comparar indudablemente, pero lo más importante es no caer en la trampa de la comparación continua y de desvalorizar todas las cosas que Dios nos da de forma única, porque cada uno somos individuales e irrepetibles, podemos tener situaciones y cosas parecidas, pero nunca seremos exactamente igual a otra persona.

Aunque las comparaciones de nuestra vida en relación a otros no es lo mejor, Jesús sí que usó las comparaciones para enseñar y que la gente y sus discípulos pudieran aprender de esas comparaciones que les hicieron ver lo que El Señor en esos momentos quería mostrarles.

En la palabra de Dios aparecen varias comparaciones en forma de parábolas, analogías o historias, en las que hoy vamos a reflexionar porque de ellas podemos aprender a valorar, diferenciar y reconocer cosas que Dios quiere mostrarnos a través de comparar. Comparaciones para diferenciar lo bueno de lo malo.

El trigo y la cizaña: En Mateo 13:24 en adelante, en esta parábola Jesús enseña que las buenas semillas la semillas de trigo van a crecer al lado de las malas semillas, si las vemos en un campo veremos que son muy parecidas, pero no son iguales, porque al final se verán todos los que sirven de tropiezo, y a los que hacen maldad y a los justos que resplandecerán como el sol en el reino del Padre.

Esta comparación es muy importante porque todos vamos creciendo al mismo tiempo, el trigo y la cizaña, pero al final Dios probará el corazón de cada uno, algunos pueden parecer trigo, pero finalmente son cizaña y no se aprovecharán para nada.

No podemos comparar nuestra vida con la de todos los que están cerca de nosotros, cada uno, al final su corazón y sus obras serán probados y se separarán el trigo de la cizaña, lo más importante es saber ¿qué somos cada uno? Y luchar por ser ese trigo limpio que Dios busca y que puede ser usado para bendición de muchos. Comparaciones para conocer el valor del reino de los cielos:

La perla de gran precio y El tesoro escondido: En Mateo 13:44-46 nos habla de dos comparaciones preciosas, a las que podemos comparar el reino de los cielos, la primera es la de un hombre de encuentra un tesoro escondido en un campo y gozoso vende todo lo que tiene para comprar esa propiedad donde el tesoro está guardado. Igual la perla de gran precio, un mercader que busca buenas perlas, halla la perla preciosa y vende todo lo que tiene para comprarla.

Semejante o comparado a esto es el reino de los cielos, esta comparación es una de las más bonitas, saber que el reino de Dios es de un valor incalculable, y no todos lo reconocen, pero aquel que lo encuentra y lo reconoce, deja todo, entrega todo lo que tiene, vende todo y con gozo lo da, con tal de conseguir aquel tesoro o perla de gran precio.

Una comparación que nos habla de encontrar ese valor tan grande que debe tener para nosotros el ser llamados a ser parte de este reino glorioso, a veces solo nos llamamos cristianos de nombre, pero en realidad Dios quiere que tengamos la plena conciencia que estamos siendo llamados a un reino eterno, un reino inconmovible, un reino que no tiene precio, por el que podemos dejarlo todo y no vamos a arrepentirnos jamás, este tipo de comparaciones llenan el corazón de gozo y no de dolor.

Comparaciones entre lo que el mundo ofrece y lo que Dios nos pide: En las comparaciones que Jesús utiliza en sus parábolas y enseñanzas podemos ver que compara lo que el mundo nos dice que es bueno y lo que Dios enseña que es lo correcto, en Mateo 16:25 dice “Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará.”

Lucas 22:25-30 dice “sino sea el mayor entre vosotros como el más joven, y el que dirige, como el que sirve” y el mismo se compara en esta situación y dice “mas yo estoy entre vosotros como el que sirve y en Juan 12:24 dice “De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto.”

En estas comparaciones Jesús enseña a sus discípulos y a nosotros, la forma de ver la vida como la ve el mundo, que es la superioridad, ser los primeros, tener una vida sin problemas, sin morir a nada y lo compara a lo que es una vida de servicio, de humildad, de perder nuestra vida para ganarla y de morir para llevar mucho fruto, son cosas contrarias completamente a lo que el mundo enseña, este tipo de comparaciones abren nuestros ojos a una dimensión diferente, una dimensión de fe, caminando no por vista sino por lo que creemos y en quién esperamos.

Y así podríamos dar una lista larga de comparaciones que Jesús hizo para enseñar, para dar valor, para aprender, para ver lo bueno de lo malo, para tomar decisiones sabias, para caminar de acuerdo a su voluntad, pero nunca para generar envidias, juicios, celos, codicia o sufrimiento en el corazón.

Termino con esa comparación tan importante que hizo Jesús en Lucas 24 al comparar un hombre prudente que edificó su casa sobre la roca y un hombre insensato que edificó su casa sobre la arena, sobre los dos descendió la lluvia, vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra ambas casas, la del hombre prudente no cayó y la del hombre insensato, cayó y fue grande su ruina; que esta comparación nos ayude a velar porque nuestro fundamento y sobre lo cual edificamos nuestra vida sea siempre una roca firme, nuestra roca que es Cristo y no sobre la arena, para que cuando venga la prueba no seamos destruidos.

Así que, aprendamos de las comparaciones que hizo Jesús y prosigamos hacia la meta.


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