Autoridad paterna en caida

Escrito por el 10 de marzo de 2022

No cabe duda de que en las últimas décadas la relación entre padres e hijos ha cambiado mucho y los modelos educativos son bien distintos. Según Gonzalo Aza, profesor de Psicología de la Universidad de Comillas, esta evolución ha provocado una significativa «pérdida de la capacidad educadora de los padres».

Pero, ¿por qué cuesta cada vez más que los hijos obedezcan? ¿Qué es lo que ha ocurrido para que, incluso, a partir de 2003 hayan incrementado significativamente las demandas de padres por violencia filioparental? ¿Cómo pueden lograr los padres que sean obedientes?

Este experto reconoce que uno de los motivos que ha generado esta falta de autoridad en los progenitores está en que han dado prioridad a la relación de iguales dentro del hogar.

«En nuestra sociedad se ha diluído la relación jerárquica dentro de las familias y se ha aportado mucho por el diálogo, que es muy importante —destaca—, pero no es la única fórmula para educar a los menores». Explica, no obstante, que uno de los impedimientos de una buena educación es que «faltan modelos educativos que sena prácticos». «En la actualidad, muchos comportamientos son legitimados como válisos al margen de sus consecuencias, y no debe ser así.

En la época de nuestros padres cuando decían ‘¡Porque yo lo digo, que soy tu padre!’ bastaba para que un hijo asumiera la autoridad de su progenitor. Hoy no se sostiene. La educación ha pasado más de estar en ese ámbito público, compartido, en el que ciertas normas y comportamientos estaban validados socialmente, al ámbito privado del hogar. Se permitía por ello que un profesor corrigiera a un alumno, cuando en la actualidad se percibe casi como una agresión. Se ha producido una pérdida de sentido comunitario y se tiende más al individualismo».

Se ha producido lo que denomina efecto péndulo: se ha pasado del ‘¡Porque yo lo digo, que soy tu padre!’ y de un entorno disciplinaro a uno mucho más afectivo en el que se valora más la cercanía a los hijos y el establecimiento de menos normas. «Sin embargo, ser afectuosos no está reñido con la firmeza», matiza este psicólogo. Pero, ¿se puede recuperar la autoridad? «Sí, se puede», responde a ABC con rotundidad. estás son sus propuestas:

-En primer lugar debe existir por parte de los padres una convicción plena. «Se puede ser empático, cariñoso, comprensivo…, pero muchas veces dudamos de si esto es positivo o no para nuestro hijo. Recomiendo que se pongan normas, pero siempre teneiendo muy claro que son saludables desde el punto de vista físico, psicológico y social. Es decir, que las medidas adoptadas se hagan por su bien, no por rabia o venganza de los padres ante un mal comportamiento o desobediencia».

-Para los padres que estén más perdidos, que sientan que no tienen las herramientas para lograr mantener su autoridad o no sepan cómo utilizarlas, Gonzalo Aza aconseja que los progenitores participen de la vida comunitaria. «Pueden solicitar apoyo en el ámbito escolar, en los departamentos de orientación, acudir a escuelas de padres o pedir ayuda a los psicólogos. En todos ellos encontrarán pautas de interés que les ayudarán a perder ese sentimiento de inseguridad y ver los progresos en su nueva forma de educar».

-Muy importante: «Los padres deben hacer equipo a la hora de consensuar los límites que no pueden sobrepasar los hijos y las consecuencias de sus actos. Si hay problemas de disciplina es que los padres han perdido el liderazgo de equipo. No deben pasarlo por alto», advierte este psicólogo.

-Y, sobre todo, paciencia. «El comportamiento de un hijo no cambia en el mismo día en que se decide poner en marcha la nueva forma de educar. No es un robot. Pero, eso sí, lo mejor es empezar cuanto antes, hacerlo con tiempo y a tiempo, y no poner las nuevas normas o límites en plena discusión. Ese no es el momento de ejercer la autoridad. Mejor hacerlo en frío y en un ambiente calmado».

-No perder el respeto. «En la vida cotidiana se producen situaciones en que los hijos no respetan a sus padres. Generalmente se produce porque los progenitores tienen miedo a educar a los hijos en la disciplina y respeto porque piensan que, de este modo, corrigiéndoles les frustan y no quieren sentirse malos padres, lo que quieren es que sus hijos no sufran. No es un criterio adecuado. Los hijos desde pequeños deben pasar por ciertas dosis de frustración. Si se educa con el miedo a traumatizar, los hijos faltarán el respeto a sus padres con toda seguridad».

– Página web: https://www.abc.es/familia/padres-hijos/abci-alternativas-digo-madre-no-sirve-para-obediente-202203100121_noticia.html


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