Comprometido con el servicio (2ª parte)

Escrito por el 13 de julio de 2023

Hay una frase que dice «Conocer verdaderamente a Dios guía a acciones prácticas y compasivas en favor de la gente.» William Tyndale Y es que es una realidad, cuando conocemos a Dios en verdad, cuando decidimos hacer un compromiso con Él y cuando vamos cada día descubriendo Su amor, Su bondad, Su gracia y Su misericordia sobre nuestras vidas, nuestro corazón será movido a poner en acción todo lo que sabemos y vivir una vida menos egoísta y con más disposición a servir y trabajar en favor de otros.

Y ser un siervo de Dios es un alto honor y un privilegio, que deberíamos de verlo así, hay muchas profesiones que trabajan en servicio de otros, un médico, una enfermera, un conductor de transporte público, pero realmente estos servicios terrenales no tienen punto de comparación con el privilegio que DIos nos da de poder servirle, siendo instrumentos en Sus manos para poder ayudar, alegrar, apoyar, consolar y acompañar a otros.

En el camino del servicio nos vamos a encontrar con diversas situaciones y personas que quizás nos desaniman para seguir sirviendo, pero el corazón de un verdadero hijo de Dios es tener un corazón dispuesto a servir y a ser una herramienta en manos de Dios para bendecir y que otros puedan conocer al Señor a través de nuestro trabajo y servicio como dice en Mateo 5:16 “ Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.”

En este camino hacia la meta, cuando hacemos un compromiso con servir al Señor tenemos que vivir muy alertas a 3 cosas que hoy quiero que reflexionemos y que la palabra de Dios nos habla para poder servir.

UNA ACTITUD DE SERVICIO EN HUMILDAD: Filipenses 2:4-5 dice “»no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros. Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús.» En el diario vivir nos podemos encontrar con dos tipos servicio, personas altivas, con dureza, que todo lo hacen más difícil y todo es negativo, personas como un «muro de contención», que obstruye el paso y no permite que las cosas vayan bien para quien está cerca o solicita su ayuda, pero también existen las personas humildes, llenas de amabilidad y atención, personas positivas que hacen que todo sea más fácil y menos complicado, personas que son como canales por donde fluyen las cosas y todo es para bendición de otros y de ellos mismos.
La escritura en el pasaje del libro de Filipenses dice que no miremos cada uno por lo que nos interesa, por lo suyo propio con egoísmo, sin amor y compasión, sino que veamos el bien de los otros, porque este fue el sentir de Cristo Jesús, y ese mismo sentir debe haber en nosotros, para bendecir, para servir, para facilitar las cosas, para hacer más agradable y llevadera la vida de otras personas.
El mayor ejemplo de ser un canal de bendición fue Jesús, entonces por qué a veces insistimos a veces en ser esos «muros de contención» que no buscamos el bien de los demás y obstruimos la bendición para que otros la puedan recibir? Podemos servir de dos maneras diferentes, que seamos siempre canales de bendición en humildad, por donde fluye el amor y la gracia del Señor hacia otros.

SERVIR CON LA MIRADA PUESTA EN JESÚS: Hebreos 12:2 dice “Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios». Para poder servir necesitamos poner nuestros ojos en Jesús y ver a través de Él las cosas y no a través de lo que nuestros ojos pueden ver, a través de Jesús podemos ver las soluciones para las cosas imposibles, a través de Jesús podemos ver la necesidad de otros, no solamente nuestra condición, sino cómo podemos ser de ayuda en la vida de otras personas. Cuando ponemos los ojos en Jesús, vemos con paciencia a quien le brindamos apoyo, veremos con compasión al que tenemos que brindar auxilio, veremos más allá de la necesidad, nuestra mirada puesta en Jesús lo cambia todo cuando queremos servir.

SERVIR CON CONSTANCIA Y PERSEVERANCIA: El Salmo 126:6 dice “Irá andando y llorando el que lleva la preciosa semilla; mas volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas..» Una frase que siempre decía mi esposo era: “No se trata de cómo se comienza, sino de cómo se termina… Y esta es una frase que debemos considerar todos los días, puede aplicarse a todas las áreas de nuestra vida y en el servicio es muy importante, quizás comenzamos las cosas con mucho entusiasmo y en el camino vamos perdiendo las fuerzas y el deseo de seguir adelante, quizás comenzamos mal y con desánimo, pero poco a poco vamos viendo que las cosas se van poniendo en su lugar y terminamos con éxito.
Este pasaje de la escritura dice que cuando sembramos la semilla derramamos lágrimas, servir no es fácil y puede crearnos incomodidad o malestar en el momento, pero esas lágrimas se volverán cantos de alegría cuando cosechemos el trigo, cuando recibamos el fruto de nuestra siembra.
Sembramos cada día, sembramos en la vida de nuestra familia, sembramos en nuestra propia vida, sembramos la palabra de Dios en muchos corazones, y el proceso de la siembra no siempre es grato, quizás sembramos amor y servicio y en este camino sufrimos, porque renunciamos a lo que más nos gusta para que otros puedan estar bien, cada día el grano de trigo debe morir en la tierra para que pueda vivir y llevar mucho fruto, en el servicio cada día nos enfrentaremos a diversas situaciones en las que literalmente sembramos con lágrimas, pero la promesa es que recogeremos la cosecha de esas siembras con alegría.

En este camino hacia meta debemos hacer un compromiso con el servicio, teniendo una actitud de humildad, para ser canales de bendición por donde Dios pueda fluir y llegar hasta otros que necesitan de nuestra ayuda, necesitamos poner la mirada en Jesus mientras servimos y mantener una actitud perseverante porque cuando servimos estamos sembrando semillas que a Su tiempo o en gloria veremos con alegría el fruto de todas esa siembras.

Hagamos un compromiso de servicio con El Señor y prosigamos hacia la meta.


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