Comprometidos con hacer lo bueno: Hacer el bien (3ª parte)

Escrito por el 9 de febrero de 2023

El Señor nos requiere en Su palabra que aborrezcamos el mal y que amemos el bien, esto quiere decir que tenemos la tendencia o cierta inclinación para hacer lo malo, como pensar mal, hablar mal o hacer lo malo, durante estas semanas hemos hablado de lo importante que es aprender y enseñar a nuestra alma a pensar y hablar lo bueno tanto a nosotros mismos, como pensar y hablar bien de los demás y muy importante, pensar y hablar bien de Dios.

Y hoy terminamos este tema hablando no solo de pensar y de hablar, sino también de nuestras acciones, porque podemos querer hacer muchas cosas, pero solo Dios puede darnos tanto el querer como el hacer por su buena voluntad como dice Filipenses 2:13.

Hay una frase popular que dice “haz el bien y no mires a quién”, pero realmente pienso que sí debemos ver a quién hacemos el bien, porque muchas veces nos inclinamos a hacer el bien a quienes amamos, a quienes aceptamos, a quienes les tenemos aprecio o personas que según nuestro criterio son dignas de recibir lo bueno de nosotros, pero la palabra de Dios nos da otro enfoque de lo que significa hacer el bien.

Lucas 6:27-31 nos da una descripción bastante completa de lo que significa hacer el bien dice “Pero a vosotros los que oís, os digo: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os aborrecen; bendecid a los que os maldicen, y orad por los que os calumnian. Al que te hiera en una mejilla, preséntale también la otra; y al que te quite la capa, ni aun la túnica le niegues. A cualquiera que te pida, dale; y al que tome lo que es tuyo, no pidas que te lo devuelva. Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos.”

Es una palabra tremenda, porque estamos rodeados de una sociedad altamente egoísta, en la que cada uno vela por sus propios intereses, donde sí se tiene no se quiere dar, donde si tenemos más queremos más, una sociedad en la que no importa cómo se consigue, con tal de obtener lo que se quiere, pero nosotros no somos de este mundo y por lo tanto no podemos imitar las costumbres y actitudes de este mundo.

El Señor nos llama a hacer el bien y algunas cosas están claramente identificadas en el pasaje de Lucas que leímos anteriormente, que serían cualidades que debemos cultivar en nosotros para hacer el bien y no el mal:

  • Necesitamos cultivar
  • Amor para dar afecto, atención y hasta cariño a nuestros enemigos.
  • Buen trato, amabilidad, cordialidad, suavidad, para hacer el bien a quienes nos rechazan, nos aborrecen y nos miran mal.
  • Bendecir para hablar bien, y dar buenas palabras a quienes nos insultan, maldicen y hablan mal de nosotros.
  • Oración para interceder delante de Dios por aquellos que nos calumnian y hablan mentira acerca de nosotros.
  • Humildad para presentar la otra mejilla al que nos hiere, no es nada fácil, pero El Señor lo dice en Su palabra.
  • Generosidad para que al que nos quite algo, no se lo neguemos sino que le demos más de lo que nos ha quitado.
  • Solidaridad para dar a cualquiera que nos pida, sea material o espiritual, la solidaridad da en la necesidad y no cierra su corazón.

Desapego para cuando tomen algo que es nuestro, no lo pidamos de vuelta, aún si nosotros lo necesitamos, porque estamos confiando más en El Señor y no en lo que tenemos.
Regla de oro tratar a los demás como nos gustaría que los demás nos trataran a nosotros.

Eso en resumen es hacer el bien y tomar la actitud que Dios quiere que tomemos ante diversas situaciones en las que precisamente no tenemos el control y nos toca decidir si vamos devolver mal por mal o vamos a hacer lo que dice la palabra en Romanos 12:21: «No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal.”

Hagamos el bien por otros, pero también por nosotros, pensemos el tiempo que invertimos para nuestro crecimiento espiritual, recordemos que somos templo del Espíritu Santo y que no estamos solos, dedicamos muchas horas quizás al trabajo, a los estudios, a hacer cosas que no están mal, pero también debemos buscar lo que es bueno para nosotros, de forma individual, como tener un tiempo de oración diario, porque es vida para nuestro interior y de ese tiempo va a depender nuestro día a día, quién está cerca del Señor se nota, lo vamos a notar en nosotros mismos y en nuestra forma de enfrentar la vida, es bueno para nosotros orar, pero también leer la palabra, entender lo que Dios dice acerca de nosotros, sus promesas, recordemos que la verdad nos hará libres y parte de hacer el bien a nosotros mismos es mantener una vida espiritual que cada día se alimenta con oración, palabra y comunión con EL Señor.

Y por supuesto hagamos las obras de bien que El Señor nos encomendó en Su palabra, como dice Mateo 5:16 “Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.”

Hacer las buenas obras, toca el corazón de los hombres y les muestra la gloria de Dios. Haciendo bien y con mis acciones, puedo mostrar el amor de Dios a los demás, recordemos que somos embajadores de Cristo como dice 2 Corintios 5:20 y un embajador es quien representa al país del que proviene, nosotros estamos representando el reino de Dios en esta tierra y a través de nuestras acciones y testimonio, muchos pueden querer saber más de este reino y querer pasar la eternidad en este lugar, o todo lo contrario, por medio de nuestras malas acciones, podemos ser de tropiezo para los demás y que se nieguen a querer conocer de Dios por nuestra forma de hacer las cosas, así que es una responsabilidad muy grande e importante hacer el bien porque somos embajadores de Cristo,

Así que aborrezcamos el mal y amemos el bien, pensemos hablemos y actuemos haciendo lo bueno, como hijos de Dios, mostrando el amor del Señor en todo momento y luchando contra toda la influencia que este mundo ejerce sobre cada persona, marquemos la diferencia, hagamos el bien y prosigamos hacia la meta.


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