Comprometidos con la oración (1ª parte)

Escrito por el 4 de noviembre de 2022

Es innegable, todos necesitamos atención desde que nacemos y somos pequeños llamamos la atención nuestras madres a través del llanto y así vamos creciendo buscando la atención de otros, porque es importante y está en nuestra naturaleza, el querer ser escuchados y atendidos.

Lamentablemente nuestra sociedad se ha vuelto poco atenta a los demás, generalmente vamos corriendo y si alguien nos detiene en el camino, nos paramos un momento a escucharlo, pensando a veces en mil cosas que tenemos que hacer, quizás vemos el reloj o vemos el móvil y la persona que nos está contando quizás un problema o una experiencia, no logra captar completamente nuestra atención.

Qué bien se siente cuando alguien nos escucha, necesitamos amigos no del momento, sino que puedan sentarse con nosotros a tomar un café y podamos abrir nuestro corazón, desahogar todas aquellas cosas que sentimos,que pensamos que vivimos, para reír, para llorar, eso es poner atención.

Ahora todo lo que he descrito anteriormente lo podemos encontrar y disfrutar en la oración, porque la palabra dice en el Salmo 34:15 “»Los ojos de Jehová están sobre los justos, y atentos sus oídos al clamor de ellos.” Lo más precioso de tener al Señor en nuestra vida es, que aunque no haya un amigo que esté con nosotros para hablar y escucharnos, la escritura dice que los ojos del Señor están sobre los justos y sus oídos atentos al clamor de ellos.

El problema es que nos cuesta orar y para algunas personas hasta es como una tarea difícil de cumplir porque dicen “tengo que orar”, como el que tiene que hacer algo desagradable, aburrido o que no tiene sentido.

Pero realmente la oración es el tesoro más valioso que Dios nos ha dado, es esa comunicación directa con nuestro Padre del Cielo con el creador del universo, tenemos acceso directo, no hay que tomar número, no hay que hacer cita previa, no hay que pedir audiencia, no hay que esperar meses y meses para poder acercarnos a Él, no necesitamos señal o buena cobertura, no necesitamos NADA, todo está al alcance de abrir nuestros labios y decir sencillamente ¡Señor aquí estoy!

La palabra dice que Dios está atento a nuestro clamor, a nuestras palabras, a escuchar lo que hay en nuestro corazón, con él podemos hablar con calma y tranquilidad, con paz, sin que importe el tiempo, sin interrupciones, no importa la hora, ni importa el lugar y lo más importante es que no solo está dispuesto a escucharnos como nadie más, sino también tiene la solución para cada situación que le contemos y para cada petición que le presentemos.

A veces nos cansamos de orar por lo mismo, porque sentimos que no somos escuchados, pero Dios siempre está escuchando atentamente, somos nosotros los que no aprovechamos, valoramos y hacemos nuestro ese regalo tan grande y maravilloso que es la oración.

Así que en nuestro camino hacia la meta, debería haber un compromiso con la oración, cada día y durante el día, no como una obligación o una rutina sino como un deleite, una necesidad, porque necesitamos sencillamente, enamorarnos de hablar con Jesús.

Cuántas cosas se resolverían, se arreglarían y se solucionarían en nuestra vida si oramos con constancia y compromiso, no por el interés a las soluciones que recibiremos, porque en sí a través de la oración, a veces Dios no cambia las circunstancias, sino cambia nuestro corazón y la forma en la que vemos las cosas se vuelve completamente diferente.

Y hoy quiero hablar de tres cosas por las que es tan importante comprometernos con la oración y por las que es tan necesario hacer ese compromiso de corazón:

LA COMUNIÓN CON DIOS SE NOTA: Éxodo 34:29 dice “Y aconteció que descendiendo Moisés del monte Sinaí con las dos tablas del testimonio en su mano, al descender del monte, no sabía Moisés que la piel de su rostro resplandecía, después que hubo hablado con Dios.Y Aarón y todos los hijos de Israel miraron a Moisés, y he aquí la piel de su rostro era resplandeciente; y tuvieron miedo de acercarse a él.” En el antiguo testamento fue notoria la comunión que Moisés tuvo con El Señor, fue obvio a los ojos humanos porque su rostro era resplandeciente, dice la palabra que tuvo que ponerse un velo, porque no podían verlo, tenían temor, era algo inusual, pero si pensamos en el hoy, es el mismo Dios el que habló con Moisés, que el Dios con el que hablamos nosotros, Él no ha cambiado, entonces en nosotros debe notarse esa comunión con El Señor, quizás nuestros rostros no brillan igual que Moisés, pero sí se notará la forma en la que hablamos, la forma en la que nos expresamos, la forma en la que nos comportamos, es imposible que alguien pase tiempo con El Señor y sea exactamente igual que los demás, en nuestro camino hacia la meta, ¿se nota nuestra comunión con El Señor?

LA COMUNIÓN CON DIOS NOS DA DIRECCIÓN: Salmos 25:14 “La comunión íntima de Jehová es con los que le temen, Y a ellos hará conocer su pacto.” La oración o la comunión con Dios nos acerca a Él de tal forma que la relación se vuelve muy cercana y el Señor da a conocer Su pacto. Hay otra versión de la biblia que dice que El Señor brinda Su amistad y revela Sus secretos a los que tienen comunión con él, a los que hablan con él, no solo como el que va a un botiquín a buscar alcohol y tiritas cuando hay una herida, sino al que diaria y continuamente tiene esa comunión con Él, una relación tan cercana y tan maravillosa que revela secretos, brinda amistad y crea un vínculo de amor perfecto. Esa es la relación que El Señor anhela tener con cada uno de nosotros y ese es un precioso motivo para hacer ese compromiso de oración permanente con El Señor.

LA COMUNIÓN CON DIOS ME LLEVA A TENER COMUNIÓN CON OTROS: 1 Juan 1:7 “pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.” Una de la señales que tenemos una relación con El Señor, es que en nosotros no hay aislamiento, todo lo contrario, tenemos comunión con otros, porque buscamos en amor a los demás, no para hacer colegas o compañeros de fiesta, sino para compartir lo que Dios nos da, cuando tengo comunión con El Señor no es de uso exclusivo y me da superioridad como la parábola del Fariseo y el Publicano, no es para que yo pueda decir lo cerca de Dios que estoy en relación a otros pecadores, sino mi comunión con El Señor me da amor por otros, quiero estar con aquellos que necesitan amor, palabras de consuelo, compañía, que necesitan un amigo, que necesitan el amor de Dios. Cuando tengo compromiso con la oración en mi vida, se abre en mí un corazón de amor para dar a otros y para buscar la comunión y nunca el aislamiento.

Así que hagamos un compromiso de oración en nuestro caminar hacia la meta, busquemos al Señor en oración no por obligación, no por rutina, sino por amor, que se note en nosotros que pasamos tiempo con El Señor, que podamos recibir sus secretos, sus revelaciones, su amistad y que esa comunión me llene de Su amor para compartirlo con quienes están cerca de mí, la oración no es un acto religioso es una relación de amor con El Señor, donde Él habla conmigo y yo con Él y para compartir con los que tenemos a nuestro alrededor, es muy importante que hagamos un compromiso de oración y prosigamos hacia la meta!


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