Con paciencia (1ª parte)
Escrito por Sully de Barra el 24 de marzo de 2022
Cuánto se puede hablar de la paciencia, hay miles de frases cristianas y no cristianas acerca de la paciencia, porque es una virtud, un fruto del espíritu, una cualidad y una fortaleza en la vida de toda persona que quiere llegar a algo y terminar lo que ha comenzado.
Por eso es necesaria la paciencia para proseguir a la meta, porque la paciencia no es esperar algo, sino es la ACTITUD que tomamos mientras estamos esperando. Solo hay dos caminos: paciencia o impaciencia. No existe el ser, medio paciente o medio impaciente.
La impaciencia según el diccionario es inquietud, intranquilidad, afan, ansiedad, es no tener la capacidad de esperar por algo, la impaciencia lleva a la acción que puede terminar en desesperación, frustración y abandono de lo que esperamos.
Por el contrario la paciencia es la capacidad y la actitud que lleva a las personas a sufrir, tolerar y soportar contratiempos y dificultades, para poder conseguir algo. La paciencia nos lleva a la acción también, pero esta acción es la mejor, actuar, vivir y caminar en fe. Podríamos decir que la paciencia y la fe van de la mano, el que es paciente tiene fe y el que tiene fe es paciente, así sencillamente.
En nuestro camino hacia la meta vamos a vivir muchos tiempos diferentes, tiempos de abundancia y tiempos de escasez, tiempos de bendición y tiempos de adversidad, tiempos de presiones y obstáculos y tiempos de liberación y en donde todo fluye, pero para cada tiempo necesitamos paciencia. Es necesaria la paciencia para esperar que el tiempo adverso transcurra y termine, es necesaria la paciencia para que el tiempo de bendición no pase tan de prisa que ni siquiera podamos disfrutarlo.
El primero que nos da ejemplo de paciencia es Dios como dice 2 Pedro 3:15 “Y tened entendido que la paciencia de nuestro Señor es para salvación”, qué sería de nosotros sin la paciencia de Cristo, qué sería de nosotros si Dios actuara sin paciencia en nuestra vida, qué poco dudaríamos, es su amor que le lleva a ser tan paciente con cada uno de nosotros, a actuar con calma, sino fuera por su paciencia y por su misericordia, ya habriamos sido consumidos.
Entonces en nosotros la palabra de Dios nos habla que es primordial la paciencia, en muchas escrituras nos enseña acerca de ella y hoy vamos a ver algunas, para que pidamos al Señor ese fruto del Espíritu Santo que nos llena el corazón y la vida de paciencia.
ES UN VESTIDO: Colosenses 3:12 dice “Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia”. La paciencia es como un traje o una chaqueta con la que hay que vestirse cada día, tomamos nuestra ropa, chaqueta, bufanda, paciencia y ¡ a caminar! No podemos salir de casa sin la paciencia en nuestro corazón, porque esto nos distingue como escogidos de Dios, santos y amados. Antes de salir de casa o quizás al levantarnos de la cama debemos revestirnos de paciencia.
NOS COMPLETA: Santiago 1:4 dice “Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna.” Sin paciencia estamos incompletos, la paciencia nos completa, nos da esa perfección que nos falta, con la paciencia logramos que no nos falte cosa alguna, porque si estamos o vivimos faltos de paciencia, seremos imperfectos, siempre nos faltará algo, se notará en nosotros que no somos como nuestro Padre del cielo que es perfecto, porque es paciente. La paciencia nos completa, la impaciencia nos hace imperfectos
NOS AFIRMA: Santiago 5:8 dice “Tened también vosotros paciencia, y afirmad vuestros corazones; porque la venida del Señor se acerca.” Si nos hemos sentido inestables alguna vez, la paciencia produce en nosotros firmeza, porque no hay nada que pruebe más nuestro carácter que los tiempos de espera y cuando hemos sido perfeccionados en ello, estamos más firmes, no cualquier circunstancia nos desestabiliza, si no permanecemos arraigados a la roca que es Cristo, pero todo esto lo logramos a través de practicar la paciencia en nosotros.
ALCANZA LAS PROMESAS: Hebreos 6:15 dice “Y habiendo esperado con paciencia, alcanzó la promesa.” Y más adelante en Hebreos 10:36 dice “porque os es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa.” A todos nos gustan tanto las promesas, pero se vuelven no tan gratas cuando nos hablan de paciencia, pero es la única forma de poder alcanzar esas promesas.
Cuando el camino se hace lento y difícil de transitar solo la paciencia nos fortalece y nos ayuda a perseverar sin abandonar y luego de esa espera, obtenemos las promesas que un día El Señor nos dio, pero no hay forma de obtenerla si nos desesperamos, si nos desanimamos en el camino.
Entonces la paciencia es una fortaleza en nosotros, un muro en el cual van a chocar de frente, la desesperación, la falta de fe, la impaciencia, la incredulidad y la imposibilidad, por eso la paciencia en nosotros es una arma poderosa contra nuestro adversario, que siempre quiere venir a robar, matar y destruir, sueños, anhelos, deseos del corazón conforme a la voluntad de Dios, pero la paciencia nos ayuda a lograrlo.
Así que recordemos que la paciencia es como un vestido que nos debemos poner cada día, para completarnos, para afirmarnos, fortalecernos y para alcanzar las promesas.
La próxima semana seguiremos hablando de este fruto del espíritu tan especial y tan necesario en nuestra vida. Así que con paciencia prosigamos hacia la meta.