El cielo nos avisa

Los astrofísicos han calificado el evento ocurrido en la madrugada del domingo como «algo totalmente extraordinario». A las 0.46 horas, una inmensa bola de fuego atravesó el cielo a una velocidad astronómica, generando un efecto luminoso visible en toda la Península Ibérica.

Este fenómeno transformó la noche en día por un instante y se observó desde Galicia hasta la costa gallego-portuguesa. José María Madiedo, director del Proyecto Smart, explicó que la luminosidad del bólido se pudo apreciar hasta a 800 kilómetros de distancia.

Borja Tosar, astrofísico, describió la bola de fuego como un fragmento de cometa que entró a una velocidad extremadamente alta, superando el brillo de la luna llena. La espectacularidad del evento se debe a la velocidad de 161.000 kilómetros por hora y al tamaño del meteoro, estimado en aproximadamente un metro. Madiedo explicó que al entrar en la atmósfera, el aire se comprime y calienta, lo que provoca que el gas alrededor brille intensamente.

Según el Proyecto Smart, el bólido se inició a más de 200 kilómetros de altitud sobre Don Benito (Badajoz) y siguió una trayectoria noroeste, sobrevolando Portugal hasta desintegrarse a 54 kilómetros de altura sobre el Atlántico. Este fenómeno no representó ningún peligro, ya que no se esperaba que alcanzara el suelo. Madiedo aseguró que, de haberlo hecho, habría caído en el mar sin causar daños.

El evento provocó numerosas llamadas al 112 Galicia. Testigos desde varios puntos, como O Porriño y Vigo, describieron una «gran bola incandescente» que iluminó el cielo en colores verdosos y rojizos antes de desintegrarse. La Agencia Estatal de Meteorología confirmó que se trataba de un fenómeno atmosférico raro y muy luminoso, desintegrado al entrar en contacto con la atmósfera.

Eduardo Rivera, un coruñés aficionado a la astronomía, presenció el bólido desde Oporto. Relató cómo el cielo se tornó azul y una intensa luz cegadora apareció, iluminando la ciudad. Rivera expresó su asombro ante el evento, calificándolo como la experiencia más impresionante en sus años de observación astronómica, destacando la intensidad del brillo que cegó a los espectadores por un instante.

El fenómeno dejó atónitos a los presentes en Oporto, donde la reacción inmediata fue de asombro y curiosidad. Rivera, gracias a su afición, pudo explicar a los sorprendidos espectadores lo que estaban presenciando. La magnitud del evento, visible incluso en una ciudad tan iluminada como Oporto, fue un testimonio de su extraordinaria naturaleza.

Para Rivera y su pareja, Natalia Vila, la observación del bólido fue una feliz coincidencia en su aniversario, un evento que añadió un toque mágico a su celebración. La intensidad del cielo azul les recordó su amor por el equipo de fútbol Deportivo y los caprichos del universo, haciendo del fenómeno una experiencia inolvidable y simbólica.

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