El tiempo se acaba

Escrito por el 27 de octubre de 2022

Los niveles atmosféricos de los tres principales gases de efecto invernadero (dióxido de carbono, metano y óxido nitroso) alcanzaron el año pasado nuevos niveles récord, lo que supone “otra advertencia amenazante del cambio climático”, según la Organización Meteorológica Mundial (OMM).

Además, las concentraciones de metano llegaron a su mayor incremento interanual desde que comenzaron las mediciones sistemáticas hace 40 años. Ello puede deberse a procesos biológicos e inducidos por el ser humano.

Así se recoge en el último Boletín de gases de efecto invernadero, que publica anualmente la OMM y que esta agencia de la ONU especializada en el tiempo, el clima y el agua hizo público este miércoles, a menos de dos semanas de que comience la 27ª Cumbre del Clima -conocida como COP27- en Sharm el-Sheikh (Egipto).

Ese Boletín de la OMM -uno de los informes anuales más destacados de esta agencia- informa de las concentraciones atmosféricas de los gases de efecto invernadero de larga duración y no tiene nada que ver con las emisiones.

Se entiende por emisión la cantidad de gases que se liberan a la atmósfera y por concentración o abundancia atmosférica lo que se queda en la parte gaseosa de la Tierra tras la absorción de gases que realizan los océanos y la biosfera.

El aumento en los niveles de dióxido de carbono (CO2) entre 2020 y 2021 fue mayor que la tasa de crecimiento anual promedio en la última década. Y las mediciones de las estaciones de la red de Vigilancia de la Atmósfera Global de la OMM muestran que estos niveles siguen subiendo en 2022 en todo el mundo.

Entre 1990 y 2021, el efecto de calentamiento en el clima (conocido como forzamiento radiativo) por los gases de efecto invernadero de larga vida aumentó en casi un 50%, y el CO2 representó aproximadamente el 80% de este aumento.

El año pasado hubo 415,7 partes por millón (ppm) de CO2 en la atmósfera, 1.908 partes por billón (ppb) de metano y 334,5 ppb de óxido nitroso. Estos valores constituyen, respectivamente, el 149%, el 262% y el 124% de los niveles preindustriales, antes de que las actividades humanas comenzaran a alterar el equilibrio natural de estos gases en la atmósfera.

«En la dirección equivocada»

El secretario general de la OMM, Petteri Taalas, indicó que este Boletín subraya, «una vez más, el enorme desafío -y la necesidad vital- de adoptar medidas urgentes para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y evitar que las temperaturas mundiales aumenten aún más en el futuro»,

«El continuo aumento de las concentraciones de los principales gases que atrapan el calor, incluida la aceleración récord en los niveles de metano, muestra que vamos en la dirección equivocada», añadió.

Taalas recalcó que «existen estrategias rentables disponibles para abordar las emisiones de metano, especialmente del sector de los combustibles fósiles, y debemos implementarlas sin demora».

«Sin embargo, el metano tiene una vida relativamente corta de menos de 10 años, por lo que su impacto en el clima es reversible. Como prioridad principal y más urgente, tenemos que reducir las emisiones de dióxido de carbono, que son el principal impulsor del cambio climático y el clima extremo asociado, y que afectarán el clima durante miles de años a través de la pérdida de hielo polar, el calentamiento del océano y el aumento del nivel del mar», indicó.

Taalas subrayó: «Necesitamos transformar los sistemas industriales, energéticos y de transporte y toda nuestra forma de vida. Los cambios necesarios son económicamente asequibles y técnicamente posibles. El tiempo se acaba».

Dióxido de carbono

El dióxido de carbono (CO2) es el principal gas de efecto invernadero de larga duración en la atmósfera relacionado con las actividades humanas, principalmente debido a la combustión de combustibles fósiles y la producción de cemento.

Las concentraciones promedio mundiales de CO2 alcanzaron un nuevo máximo anual de 415,7 ppm en 2021, lo que supone el 149% de los niveles preindustriales.

Las emisiones globales de CO2 se han recuperado tras los confinamientos obligados para frenar la covid-19 en 2020. Del total de emisiones de las actividades humanas durante el periodo 2011-2020, un 48% se acumularon en la atmósfera, un 26% en el océano y un 29% en tierra.

Metano

El metano (CH4) es el segundo gas de efecto invernadero de larga duración más importante, permanece en la atmósfera durante cerca de una década y contribuye en un 16% al forzamiento radiactivo. Cerca del 40% del metano que se emite a la atmósfera procede de fuentes naturales (por ejemplo, humedales y termitas), mientras que aproximadamente el 60% proviene de fuentes antropogénicas (cría de ganado, cultivo de arroz, explotación de combustibles fósiles, vertederos y combustión de biomasa).

Desde 2007, la concentración de metano atmosférico en el planeta ha aumentado a un ritmo acelerado. Los incrementos anuales en 2020 y 2021 (15 y 18 ppb, respectivamente) son los más grandes desde que comenzó el registro sistemático en 1983.

La mayor contribución al renovado aumento del metano desde 2007 proviene de fuentes biogénicas, como humedales o arrozales.

Óxido nitroso

El óxido nitroso (N2O) es el tercer gas de efecto invernadero más importante. Se emite a la atmósfera desde fuentes naturales (el 57%) y antropogénicas (un 43%), como océanos, suelos, quema de biomasa, uso de fertilizantes y diversos procesos industriales.

El aumento de 2020 a 2021 fue ligeramente superior al observado de 2019 a 2020 y superior a la tasa de crecimiento anual promedio de los últimos 10 años.


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