Etapas de formación

Escrito por el 14 de octubre de 2021

En el programa de hoy vamos a recorrer las diferentes etapas formativas que Jesucristo llevó acabo con los discípulos que él mismo eligió.

La estrategia de Jesús para hacer discípulos aclara que él buscaba nada menos que la transformación de vidas. Quiere decir que las buenas nuevas del evangelio van mucho más allá del perdón de pecados y la regeneración.

La intención de Jesús es llevar al creyente al crecimiento a largo plazo donde madure, sirva, adore de corazón, y se reproduzca espiritualmente. Cuando uno cree (en la fase «A» de la Etapa I), eso no es el fin, sino apenas el inicio de un proceso diseñado para desarrollar toda un vida nueva. Cualquiera otra forma de entender el evangelio, o de vivir la vida cristiana, distorsiona y disminuye la plenitud del evangelio y estorba los propósitos de Dios.

El peligro es que creamos y compartamos sólo la mitad del evangelio, o sea, lo del perdón de pecados y del nuevo nacimiento, tal que el nuevo creyente nazca sin ninguna expectativa de ver su vida transformada. Al hacerle eso, le programamos y condenamos a la mediocridad.

Cuando uno responde con fe al evangelio, la Gran Comisión no aún se cumple en su vida. Apenas es el primer paso para comenzar una vida nueva. Se puede comparar, por ejemplo, a la concepción, el embarazo y el nacimiento de un bebé.

Los nueve meses del embarazo son muy importantes pero, son solamente el uno porciento de los novecientos meses que vivirá una persona quien muera a los setenta y cinco años.

Solamente sirven para lanzarle a la vida y, si el bebé no crece después de nacer, es porque algo le fue mal en la primera fase de su vida mientras se formaba. Nunca fue la intención de Dios que el hombre pasara toda su vida en una cuna pero, al considerar la condición de algunas iglesias, vemos que son poco más que «cuneros espirituales». Allí nos damos cuenta que el reto que nos enfrenta no es tanto el de aprender cómo concebir y dar a luz nuevos «bebés en Cristo», sino cómo implementar un proceso que los capacite para crecer bien.

El evangelizar y bautizar a mucha gente no quiere decir que estemos cumpliendo bien la Gran Comisión. Tampoco es la meta de Cristo tener iglesias llenas de bebés espirituales que no puedan cuidarse, alimentarse, ni reproducirse.

Al contrario, Cristo anhela llenar su Iglesia de creyentes maduros (Ef. 4:13). De otro modo, la Gran Comisión se convierte en la Gran Omisión. 2. La estrategia de Jesús para hacer discípulos también aclara que hemos de aprender a ser seguidores de él antes de que podamos ser líderes de otros. El no daba responsabilidades de lide-razgo a los novatos sin haberles dado la capacitación adecuada primero. Jesús sabía que varias cosas claves tendrían que suceder en las primeras etapas para que el discípulo fuera preparado para servir como líder en la obra.


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