¡Gracias a Dios!
Escrito por Jose Mederos el 12 de septiembre de 2024
Sydney McLaughlin-Levrone, atleta cristiana y corredora de 400 metros con vallas, ganó su segunda medalla de oro olímpica consecutiva en los Juegos Olímpicos, estableciendo un nuevo récord mundial de 50.37 segundos en París. Este es el sexto récord mundial que McLaughlin-Levrone ha roto, siendo la única mujer en ganar esta prueba en dos Juegos Olímpicos consecutivos. Anna Cockrell y Femke Bol completaron el podio con tiempos de 51.87 y 52.15 segundos, respectivamente.
McLaughlin-Levrone expresó su gratitud a Dios, a quien considera la fuente de su fuerza y habilidades. En una conferencia de prensa y en redes sociales, la atleta destacó su deseo de glorificar a Dios a través de su desempeño deportivo, afirmando que su fe la libera y le da propósito, independientemente de los resultados. También reconoció a su esposo, Andre Levrone Jr., por su apoyo constante.
Durante una entrevista con NBC, McLaughlin-Levrone subrayó la importancia de confiar en el proceso, en su entrenamiento y en Dios, especialmente en momentos de competencia. En su biografía de redes sociales, ella refleja su fe, afirmando que descansa en la gracia de Jesús y considera a Jesús como el Señor de su vida. En comentarios previos, tras batir otro récord mundial en las Pruebas Olímpicas de Estados Unidos, McLaughlin-Levrone reiteró su confianza en Cristo, declarando que todo es posible con Dios.
McLaughlin-Levrone también ha destacado que su relación con Cristo es lo más valioso en su vida, y que su desempeño en la pista es una manifestación de sumisión y obediencia a Dios, recordando que ganar o perder no determina el éxito, sino el propósito de usar sus dones para dirigir la atención hacia Dios.