Haciendo un compromiso de santidad (2ª parte)

Escrito por el 29 de junio de 2023

En nuestro tiempo actual es poco usual escuchar hablar de vivir una vida en santidad, generalmente el mundo lo asocia a hombres de otro tiempo que fueron santos, pero en la palabra de Dios vivir una vida de santidad es una forma de vida que se convierte en parte de nuestro día a día, buscando siempre agradar a Dios y una de las cosas que más nos pueden acercar o separar del Señor es la santidad, ya que si nos apartamos de ella también nos alejamos del Señor y si vivimos una vida en santidad, estaremos más cerca de él.

Hoy hablaremos de un hombre joven de la palabra de Dios que hizo un compromiso de vida, que no fue fácil hacer, pero que le dio firmeza en su fe y permitió que el propósito de Dios para su vida se cumpliera, hablaremos de Daniel.

Según cuenta la historia en el libro de Daniel capítulo 1, el Rey de Babilonia Nabucodonosor dijo al jefe de los eunucos, que trajese de los hijos de Israel, del linaje real, muchachos en los que no hubiese tacha alguna, de buen parecer, enseñados en toda sabiduría, sabios de buen entendimiento, idóneos para estar en el palacio de rey para enseñarles la lengua de los caldeos. Y que durante tres años les cuidara con la comida del rey y del mismo vino, para presentarlos ante él. Entonces de estos jóvenes dice la escritura en Daniel 1:8 «Y Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey, ni con el vino que él bebía; pidió, por tanto, al jefe de los eunucos que no se le obligase a contaminarse.»

Daniel propuso en su corazón «no contaminarse», contaminar es alterar la pureza de algo, pervertir o corromper siendo influenciados por otros. Daniel actuó con una determinación impresionante, en una situación difícil, pero él siendo un joven tomó la decisión y el compromiso de no ceder a sus costumbres y a lo que él había aprendido como joven israelita.
En nuestro camino hacia la meta es importante hacer compromisos con Dios y con nosotros mismo y tomar decisiones, para que cuando llegue el momento de la dificultad o la tentación podamos tener firmeza en lo que hacemos y no dejarnos llevar, intimidar o influenciar por lo que está a nuestro alrededor.

Estamos viviendo tiempos peligrosos en los que a los que a lo malo se le dice bueno y a lo bueno malo, vivimos en un cultura y en una sociedad que cada día se corrompe más y se habla de una libertad equivocada, por lo que tenemos que estar muy alertas para no dejarnos llevar o influenciar por las corrientes de este mundo y hacer lo que hizo Daniel en primer lugar:

PROPUSO EN SU CORAZÓN NO CONTAMINARSE: Cuando queremos ser radicales debemos como primera cosa hacer es disponer el corazón para hacer algo a toda costa, no importa lo que se nos presenta, si ya hay una determinación en el corazón. Daniel propuso en su corazón, estaba buscando que la palabra “proponer” significa planear y plantear una idea, con razones válidas para que otra persona lo entienda y lo adopte. Cuando Daniel propuso en su corazón no contaminarse, el mismo se planteó la posibilidad de vivir una situación en la que tuviera que decidir entre lo que él sabía que era bueno y lo que había aprendido y lo que le iban a proponer como bueno, pero que no era lo que él sabía, entonces antes que llegara el momento, ya él tenía un plan en su corazón, una determinación y una decisión.

Cuántas veces nos pasan cosas porque vivimos el día a día sin sabiduría y no nos detenemos a pensar qué vamos a hacer si se nos presenta determinada situación o momento, cómo vamos a reaccionar, por eso es importante para vivir una vida en santidad, proponer en nuestro corazón, qué voy a hacer y si mi determinación y compromiso es con Dios, voy a luchar por eso me digan lo que me digan o me ofrezcan lo que me ofrezcan. PROPONER EN NUESTRO CORAZÓN hacer algo de forma determinante, no tiene otras opciones o plan B, no existe el «por si acaso, por si no puedo o por si finalmente cedo», cuando decidimos algo en el corazón no habrá nada ni nadie que lo eche para atrás, teniendo la voluntad, la determinación y la valentía para enfrentar lo que sea.

TENER CLARO QUE NO TODO CONVIENE: 1 Corintios 10:23 dice “Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica.” Si vemos el tipo de contaminación, aparentemente no era nada malo, le estaban ofreciendo la comida del rey que seguro serian manjares y banquetes, no era malo el vino que el rey bebía y así deberían permanecer durante tres años, no eran cosas malas o trabajos de corrupción o algo que se viera que era incorrecto, pero Daniel sabía que aunque no era malo, no era lo que Dios había sembrado en su corazón a través de su pueblo y su familia.

Cuando hacemos el compromiso de vivir una vida de santidad, tenemos que saber que aunque todo nos sea permitido no todo nos conviene y que tampoco no todo edifica. Hace algunas semanas un co pastor de la iglesia predicó acerca de esto, y hablaba del “Principio de la conveniencia”, y decía: “Te conviene o no te conviene, no es la pregunta si podemos o no podemos, es ver si conviene o no conviene, si nos va a beneficiar o perjudicar, porque para nuestra propia apreciación puede ser buena, pero su fin puede ser de muerte, a lo mejor no es tan malo o no es nada malo, pero ¿me conviene? ¿me va a beneficiar? Quizás no es malo, pero no me conviene porque a la larga no me va a beneficiar ni me va a edificar”, hay cosas que hacemos pero si pasamos por el filtro de la pregunta: ¿me conviene? ¿me edifica? Pienso que vivir con este principio nos ayudará mucho y Daniel tenía muy claro lo que sí y lo que no convenía y edificaba.

TENER CLARO QUE TENEMOS UN ADVERSARIO: 1 Pedro 5:8 dice “Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar”. Hacer un compromiso para llevar una vida de santidad, también nos lleva a vivir con la claridad que tenemos un adversario y no vivir por vivir como si no hubiera un mundo espiritual que está al acecho para que caigamos, tenemos un enemigo que anda como león rugiente, buscando a quién devorar, buscando en qué podríamos caer, buscando qué tendencia de este mundo podemos adoptar, buscando cómo nos llena de dudas o cómo podemos decir que sí a lo que Dios dice que no. Hacer un compromiso de santidad en este camino hacia la meta incluye saber que podríamos ser una presa fácil del enemigo, si vamos adoptando formas, actitudes y cosas que el mundo ofrece y las vamos dando como válidas y se vuelven parte de algo normal, cuando para Dios no lo son.

En este camino hacia la meta hagamos compromisos con El Señor, hagamos un compromiso de santidad, tomemos el ejemplo de Daniel, proponer en nuestro corazón ser santos, antes que llegue la tentación o la situación en la que podemos fallar, tengamos claro que aunque todo está permitido no todo conviene, no todo edifica y sobre todo tengamos claro que tenemos un adversario que está muy pendiente de vernos caer, que se opone a que vivamos una vida de santidad, Dios está con nosotros, no lo dudemos, Él nos ayudará, hagamos ese compromiso de santidad y prosigamos hacia la meta.


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