Calidad
Tomando en cuenta estos pensamientos, me he preguntado si quienes nos llamamos hijos de Dios, también pensamos en la educación de calidad?
Realmente le damos a nuestra descendencia la educación que pueda llamarse de calidad, con relación al Eterno? Pienso que la respuesta sincera debería ser NO!
Estoy demasiado ocupado en mi propia vida, que ni siquiera soy capaz de ocuparme de lo que estudian mis hijos o mis nietos en la escuela, dejando de lado mi responsabilidad indeclinable e intransferible.
Al Creador y a mis hijos debo ofrecerle lo mejor de mí, no los restos del tiempo que me sobra tras dedicarle atención a ese personaje tan importante que soy yo mismo.
Esto me será reclamado!