Pensaba también como seguiríamos teniendo esa relación fraterna, al advertir que siendo como éramos muy distintos, también eran diferentes las ideas que teníamos con relación a cómo ganarnos el sustento y el de las familias que pensábamos formar.
Pero lo que más me asombraba eran los diferentes planes que nos hacíamos y sobre todo, como se iban definiendo las personalidades de cada uno. En ese cambiante movimiento, aparecieron los primeros fracasos y también las decepciones.
Con los años aprendí, que pueden haber muchos caminos, pero uno solo es el verdadero. Los pensamientos vuelan, pero la realidad es la que muestra que Jesús es la Única Verdad y que todo lo demás, no dejan de ser fantasías juveniles y más penosamente, fantasías adultas.