En el campo de batalla
Usando estas armas, refutamos las mentiras del enemigo, los argumentos, las teorías, los razonamientos y cualquier otra cosa que trate de exaltarse en contra de la verdad de la Palabra de Dios.
Tenemos que llevar nuestros pensamientos cautivos y no permitirnos el lujo de recibir y meditar acerca de cualquier pensamiento que nos llega a la cabeza. Tenemos que disciplinarnos para “pensar acerca de lo que estamos pensando”. Esto requiere de ejercicio y práctica.
El arma principal que usamos para la guerra es la Palabra de Dios aplicada en varias maneras: predicada, enseñada, cantada, confesada, meditada, escrita, y leida. La Palabra de Dios tiene un efecto purificador en nuestras mentes en todas las formas en que la usamos.
Antes tenia una mente negativa, vagando y cuestionando. Ahora, después de muchos años de poner en practica la Palabra, y co la ayuda del Espiritu Santo, puedo decir con confianza: “Tengo la mente de Cristo” (1Corintios 2.16).
Devocional presentado por William Muñoz.