Futuro inquietante
Se han sugerido numerosas causas para explicar por qué las mujeres cobran menos, tienen contratos más precarios y menos posibilidades de ascender en su trabajo. La causa que subyace es el machismo, que deriva en desigualdad de género en todos los ámbitos de la sociedad. Pero si vamos al detalle, vemos que las explicaciones tradicionales socialmente aceptadas sugieren que las mujeres se sienten impostoras en sectores dominados por hombres —y esto nos hace más conservadoras a la hora de pedir aumentos o ascensos— y también que las mujeres se comportan de forma diferente y no tienen las mismas redes de contactos.
Esta última hipótesis ha sido recientemente desmentida por un estudio de la Universidad de Harvard que ha monitoreado el comportamiento de hombres y mujeres en la oficina y concluye que no hay diferencias en la forma de actuar, trabajar y relacionarse con el entorno laboral. En este caso, la desigualdad se debe a prejuicios: no a cómo se comportan las mujeres sino a cómo se interpretan sus acciones.