Integridad
Pero detrás de esa imagen futbolística que a uno le viene a la cabeza hay otro Donato. Ese que se rebela contra las injusticias. El que en incontables ocasiones ha transmitido la palabra de Dios con enorme fe. El que ha tenido que espantar personas a su alrededor como si de moscas se tratara, porque solo iban detrás de su fama y su dinero. El que tras dejar el fútbol ha tratado de ganarse la vida de mil maneras. El que ha superado numerosas adversidades empresariales y económicas.
Un Donato con la experiencia suficiente para poder hablar sobre el fútbol, lo que viene después y sobre lo que supone sentirse una persona íntegra. Por eso cree que no ha llegado profesionalmente más lejos. Ni como futbolista (a pesar de todos sus éxitos).
Ni como entrenador. Ni como representante. Ni como empresario. Porque si hay una línea que nunca ha querido cruzar es la de la honestidad. «Nunca me he bajado los pantalones y tampoco lo voy a hacer ahora», sentencia.