El mejor futuro
La mayor parte del hidrógeno que se utiliza hoy en día se conoce como gris, marrón o negro, según si es producido a partir del reformado de gas natural, carbón o petróleo. Como consecuencia, al producir este hidrógeno se emite a la atmósfera dióxido de carbono (CO2), principal gas causante de la crisis climática. Se estima que su uso es responsable de más del 2% de las emisiones globales de CO2.
Cuando parte de este dióxido de carbono es captado y almacenado, se le conoce como hidrógeno azul, pero no se puede captar todo el dióxido de carbono emitido en el proceso y almacenarlo implica ciertas problemáticas. También existe el hidrógeno turquesa, que es aquel que se produce a partir de gas natural mediante el proceso de la pirolisis, pero al tratarse de un combustible fósil no está 100% libre de emisiones.
El hidrógeno por el que apuestan empresas y gobiernos de todo el mundo es el que se conoce como verde o renovable. “Se utiliza electricidad de origen renovable para, mediante un proceso que se llama electrólisis, separar el oxígeno del agua (H2O) y obtener así hidrógeno”, explica Brey. Es decir, el hidrógeno verde, también conocido como renovable, es 100% libre de emisiones de gases de efecto invernadero.