La revelación de Cristo (2ª parte)
En el siglo IV, los arrianos consideraban a Jesucristo como un ser de gran dignidad, el primogénito entre los seres creados, pero inferior a Dios. Los racionalistas del siglo XVIII tomaron un paso más radical negando llanamente la divinidad de Jesús de Nazaret.
En manera semejante, teólogos unitarios y anti-sobrenaturalistas aseveraban que Jesús fue un hombre como los demás, aunque con una progresiva consciencia de que Dios estaba con él, llevando a cabo su obra. Esta posición es común actualmente en círculos universitarios agnósticos.
Los seguidores de la Nueva Era lo relegan al papel de un gran maestro; quizás incluso un "avatar" (persona que ha progresado en sus reencarnaciones al punto de no tener que seguir reencarnándose, una persona que manifiesta la verdad divina), o un hombre Igual a Buda.
Así que la colección de ideas es variopinta y muy diversa según la época y el pensamiento de turno.