Inicio de la iglesia de Éfeso

Escrito por el 4 de septiembre de 2023

Éfeso era la ciudad más grande de la provincia de Asia. Era un centro comercial y religioso, en donde se encontraba el gran templo de la diosa Diana. Su ambiente estaba lleno de materialismo, porque era una ciudad muy rica, y era muy inmoral, porque en el templo de la diosa Diana había prostitutas sagradas.

A pesar de todo este ambiente contrario, allí se levantó una iglesia cristiana, de pujante obra misionera y de un amor extraordinario.

Pablo, el apóstol a los gentiles, fue el fundador de esta y otras iglesias del Asia Menor. En el libro de los Hechos, capítulo 18, Lucas nos relata que el elocuente predicador Apolos llegó a Éfeso y les hablaba del bautismo de Juan; pero Priscila y Aquiles lo instruyeron en los caminos del Señor. En esta ocasión Pablo hizo una visita rápida a estas iglesias, porque el trabajo evangelístico y la profunda espiritualidad de las iglesias de esta región, no necesitaban que Pablo les hiciera una visita especial prolongada, aunque su obra entre ellos, breve como fue, consistió en «confirmar a todos los discípulos». Por lo tanto, declinó la invitación de quedarse en Éfeso (Hechos 18:20-21), ésta era la obra que proyectaba, así como también dar el informe en Antioquía. Pero sí, Pablo dejó a Aquila y Priscila en Éfeso, los cuales confirmaron en la fe a Apolos, un elocuente predicador, para el ministerio en la iglesia de Ëfeso.

Efeso significa deseo ardiente. Y describe el primer siglo de la historia de la iglesia, el cual se caracterizó por un profundo amor, un ardiente celo por Cristo y una inflexible oposición a los falsos maestros y a doctrinas erradas, porque el libro de Apocalipsis nos dice que rechazaban la doctrina de los nicolaítas.

Como ciudad, probablemente Éfeso fue fundada en el siglo XII a.C., cuando los colonizadores griegos se mezclaron con los indígenas de la región, descendientes de habitantes de Anatolia en el centro de Asia Menor. En 560, Creso, rey de Lidia, conquistó a Éfeso. Este restauró el famoso templo de Artemisa (Diana para los romanos) y benefició de gran manera a la ciudad. Tres años después la capturaron los persas. Lisímaco, uno de los sucesores de Alejandro Magno, la reconstruyó más tarde (322) y además de embellecerla la inundó con la influencia helenista.

Hemos dicho que la iglesia de Éfeso estaba en el esplendor de su primer amor. Por eso, hablaremos del amor. Todos nosotros tenemos una visión muy romántica del amor. La Biblia no ignora el lado emocional del amor, pero generalmente, enfatiza el lado de la voluntad. El amor no es algo que añadimos a nuestras vidas cristianas. ¡NO! El amor es la raíz, y la base de la vida cristiana.

En este pasaje, Pablo nos presenta dos categorías totalmente diferentes, que ilustran la importancia de comenzar bien: El mundo del biólogo, y el mundo del constructor. Un bulbo crece… y un edificio crece. Pero ellos crecen de diferentes maneras. Pero tienen una cosa en común. Ambos tienen que comenzar bien.

Nosotros tenemos que estar arraigados en el amor. La planta no crecerá, a menos que no esté arraigada en la tierra adecuada. Pablo vio al amor como la tierra en que todos los cristianos experimentan el mayor crecimiento. Primera de Corintios 13:1 dice que si nuestro servicio a Dios carece de amor, “es como metal resonante, o címbalo retumbante.”


Canción actual

Título

Artista