La familia a mi manera

Escrito por el 6 de octubre de 2023

Hay quien recibe regalos por su boda. Kaia Nathalie Klaumann decidió hacerse uno por su divorcio. Con 38 años y su vida derrumbándose, pensó que era el momento de congelar sus óvulos y su proyecto vital. Pero ganar tiempo cuesta dinero.

Hacerlo en Texas, donde vive, cuesta exactamente 20.000 dólares (unos 18.600 euros). Así que después de una búsqueda en Google y una llamada a una amiga, decidió que su regalo fuera doble: congelación de óvulos y vacaciones en España, donde se paga por el mismo proceso unos 4.000 euros.

Kaia pidió dos semanas libres en el trabajo y cogió un avión. “Es algo bastante común”, explica en conversación telefónica. “Muchas mujeres estadounidenses viajan a España a congelar sus óvulos”. Y cada vez son más. Según la empresa de estudios de mercado Grand View Search, se prevé que el mercado mundial del turismo de fertilidad crezca a un ritmo del 30% en los próximos siete años, hasta mover 5.800 millones de euros en 2030. Y en el mapa mundial de este boyante negocio, España está señalada en rojo.

“En primer lugar, es por el precio”, señala Klaumann, que en los últimos años se curtió en decenas de foros. “También es verdad que yo estoy a ocho horas en coche de México. Pero claro, España tiene buena fama, es uno de los países donde más investigación hay sobre el tema”, reconoce. Además, Klaumann había vivido en Alicante varios años, así que conocía el país. No necesitó echar mano de las numerosas empresas intermediarias que organizan estos viajes para mujeres estadounidenses.

Una de estas empresas es Milvia. “España es un destino turístico maravilloso”, explica por email su director, Abhi Ghavalkar. “El clima cálido, la opción de estar junto a la playa y la posibilidad de explorar un nuevo destino (a veces estando de vacaciones) son atractivos para las estadounidenses”, destaca, sin dejar de subrayar que el país “cuenta con algunos de los mejores proveedores de fertilidad del mundo” y que “los tratamientos se ofrecen a un precio muy competitivo”. Pasar un par de semanas atiborrada de hormonas parece menos desagradable si se adereza el plan con un paseo por Las Ramblas, una visita al Museo del Prado o una jornada languideciendo al sol en alguna playa del Mediterráneo.

Según los últimos datos del Ministerio de Sanidad, de los 127.420 ciclos realizados en España durante 2020, 12.171 eran de pacientes extranjeras. Es algo que confirma Erin Moore, que estuvo trabajando como traductora siete años en una clínica de Alicante. “Venían muchas mujeres de Inglaterra, de Holanda, Italia y Estados Unidos”, explica al teléfono. Los tratamientos duran varias semanas, con lo cual las pacientes se tienen que quedar un tiempo en la ciudad. “Y ahí estaba yo”, interviene Moore.

“Les ayudaba a encontrar buenos hoteles o restaurantes para mejorar sus vacaciones”. El viajero medio de turismo sanitario gasta 1.082 euros a la semana, según un análisis del INE de 2022. En el caso de la vitrificación, el gasto puede ser aún mayor, pues es una intervención relativamente sencilla y no especialmente dolorosa. Es más fácil de integrar en unas vacaciones.


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