La pornografía en la actualidad (1ª parte)

Escrito por el 28 de abril de 2022

En los últimos años, el uso de la pornografía en internet se ha incrementado de forma significativa. Para los usuarios habituales ver porno es algo entretenido, pero para algunos se convierte en un hábito que genera dependencia y comportamientos compulsivos que no saben controlar. Te explicamos cuáles son los signos que alertan sobre la adicción a la pornografía, y qué puedes hacer para prevenir o eliminar este trastorno.

Nos referimos a la pornografía como el material audiovisual que presenta explícitamente actividades sexuales y genitales, cuyo fin es el de excitar al espectador. El deseo sexual es una necesidad básica (primaria) que está al servicio de la supervivencia de la especie, ya que su función primaria es procrear, asegurándonos de esta manera la continuidad de la especie.

La visualización de imágenes es un acto sano derivado de esta necesidad. Sin embargo, al igual que ocurre con otras dependencias similares como la adicción al sexo, hacerlo con demasiada frecuencia e interfiriendo en la vida cotidiana, especialmente en la relación de pareja, pueden convertir esta conducta normal y deseable en un acto patológico. Y esta es la gran diferencia entre la normalidad y la patología de muchas conductas que inicialmente son sanas, pero que por su forma y consecuencias se vuelven patológicas (por ejemplo, la adicción a la comida, al sexo o al juego).

Síntomas de la adicción a la pornografía

La clave principal para saber si sufres una adicción es el hecho de no ser capaz de dejar de llevar a cabo la conducta adictiva a pesar de sus consecuencias. Además, existen otros síntomas que se asocian a esta adicción –que suelen acompañar también a otras dependencias– y que actúan como causa y consecuencia de la misma, como elevados niveles de ansiedad, tristeza, irritabilidad, e impulsividad. Estos son los signos que te pueden ayudar a saber si eres adicto a la pornografía:

La persona adicta a la pornografía visualiza videos e imágenes en el móvil, la tablet el ordenador, la televisión, revistas… sin poder evitarlo. El fácil acceso a todo tipo de imágenes que nos proporcionan los avances tecnológicos se ha convertido en uno de los principales factores de riesgo por la exposición a dichos materiales.

Frecuentemente la persona adicta no tiene conciencia del problema y recurre a justificaciones como “miro las fotos porque me gusta”, “soy activo sexualmente”, “si quisiera no lo haría”, etcétera. Por ello, en esta fase de ausencia de conciencia del problema –a lo que desde la psicología denominamos “estadio precontemplativo”– es realmente complicado que el individuo acuda a terapia.

Habitualmente, las conductas adictivas como esta se realizan de forma compulsiva, se repiten varias veces al día, incluso en lugares inapropiados o situaciones potencialmente embarazosas. Así, la persona adicta a la pornografía la visualiza en cuanto ve la posibilidad, y no siempre espera a estar solo, sino que también lo hace cuando se aburre o le vence la tentación aunque la situación sea inadecuada, como por ejemplo en una sala de espera, en el trabajo, o mientras ve la televisión con su pareja.

Otro síntoma definitorio de esta adicción son sus propias consecuencias. Y es que como la persona adicta a la pornografía consume este material incluso en situaciones en las que le causa o puede causarle problemas, esto conlleva la interferencia en la vida cotidiana del paciente, que suele perder tiempo en el trabajo, tiene problemas con su pareja, y se siente continuamente insatisfecho sexualmente.


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