Libro de Eclesiastés: Capítulo 6
Escrito por Amigos en Radio Solidaria el 18 de mayo de 2022
Aunque el hombre engendrare cien hijos, y viviere muchos años… si su alma no se sació del bien: El Predicador sabía que un hombre podía tener todas las señales externas de una buena vida – pero aun así no estar satisfecho con el bien.
“Uno podría tener las cosas con las que los hombres sueñan – lo que en términos del Antiguo Testamento significaba hijos por veintenas y años de vida por mil – y aun así morir desapercibido, insatisfecho y sin que nadie lloré por nosotros”. (Kidner)
“Como la ley Mosaica (cf. Gálatas 3:22), el Predicador está cerrando todas las puertas menos la puerta de la fe”. (Eaton)
Yo digo que un abortivo es mejor que él: Esta es una declaración amarga, del tipo que podríamos esperar de alguien que había sufrido como Job (Job 3). Sin embargo, Salomón, con todas sus bendiciones y ventajas, sentía y conocía la misma desesperación de la vida que tuvo Job. La vida parecía tan sin sentido que sentía que hubiera sido mejor si nunca hubiera nacido.
“Morir insepulto era la marca de un final despreciado y sin duelo. Es mejor ser abortado al nacer que ser abortado a lo largo de la vida”. (Eaton)
Además, no ha visto el sol, ni lo ha conocido; más reposo tiene éste que aquél. Porque si aquél viviere mil años dos veces, sin gustar del bien: En la mente de Salomón, el niño que nace muerto – por trágico que sea – está mejor que el hombre que conoce la decepción aplastante de la comprensión de la falta de sentido, incluso que aquél viviere mil años.
¿No van todos al mismo lugar?: Salomón escribe con su perspectiva debajo del sol, y comparte gran parte de la incertidumbre del Antiguo Testamento sobre la otra vida.