Mensaje a las siete iglesias: Laodicea
Escrito por Amigos en Radio Solidaria el 22 de julio de 2022
Laodicea fue fundada por Antíoco II (261-245 a.C.), y llamada así en honor de su esposa Laodice. Fue una próspera ciudad debido a su ubicación en la intersección de dos importantes rutas. En aquellos días era uno de los centros comerciales más ricos de Asia Menor, además de un famoso centro bancario. Tal era su riqueza, que cuando la ciudad fue destruida por un terremoto en el 60 a.C., sus habitantes fueron capaces de llevar a cabo su reconstrucción por sus propios medios, sin necesidad de apelar a la ayuda de Roma.
La ciudad era famosa por sus manufacturas de ropas confeccionadas con la lana negra de la región. También se enorgullecía de contar con una famosa escuela de medicina donde se llegó a producir un ungüento con propiedades para curar enfermedades de los oídos y un colirio para las enfermedades de la vista. Otro detalle interesante es que en el año 62 a.C., allí había una importante colonia compuesta por más de siete mil judíos a quienes se les había concedido el derecho de conservar sus propias costumbres.
Estos convivían con otros muchos grupos étnicos sin mayores dificultades. En la ciudad se levantaban muchas y preciosas mansiones, cuyas ruinas todavía son visibles. Y dada la riqueza de la ciudad, sus habitantes se caracterizaban por la búsqueda del placer, por eso, entre sus edificios había un gran estadio, un hipódromo, tres grandes teatros, baños termales y se celebraban famosas ferias de mercadería. En este ambiente había también una iglesia cristiana, establecida allí por la predicación de Epafras (Col 1:7) (Col 4:12-13) o de algún otro discípulo de Pablo.
El apóstol les escribió una carta que se extravío (Col 4:16), y que se debía leer también en la iglesia de Colosas, y la que se escribió a los colosenses debía ser leída en Laodicea. La relación entre ambas iglesias no es de extrañar, puesto que Colosas se encontraba a tan solo 15 kilómetros al este de Laodicea.
En cuanto a la iglesia en la época en la que Juan escribió el Apocalipsis, no se registra que sufriese algún tipo de persecución o tuviera herejías. Su problema era el orgullo y la ignorancia, provocados por su autosuficiencia y complacencia. Por esta razón recibió la condenación más severa de todas las que encontramos en estas siete cartas.