Pasado tecnológico
Escrito por Jose Mederos el 9 de septiembre de 2024
Ernesto López, José Luis Sotelo y Víctor Godoy, tres prejubilados de Telefónica en A Coruña, fundaron el Museo Didáctico de las Telecomunicaciones (Muditel) para preservar la historia de las telecomunicaciones. A sus cincuenta años, estos tres «locos», como ellos mismos se llaman, decidieron rescatar equipos y máquinas históricas de la empresa, muchas de las cuales estaban desechadas y en manos de chatarreros tras la modernización tecnológica de Telefónica.
A lo largo de años de arduo trabajo, rastrearon y reconstruyeron aparatos, incluyendo la «joya de la corona», un sistema rotatorio de comunicación automática Rotary 7-D, que estuvo en uso desde 1928 hasta 2002 y fue rescatado tras el desmantelamiento de la central de Espino en A Coruña.
El Muditel no es un museo tradicional de vitrinas; aquí los visitantes pueden tocar, probar y escuchar los equipos expuestos, todos operativos e interconectados. Los visitantes pueden experimentar una llamada telefónica desde teléfonos fijos antiguos, escuchar el código Morse y descubrir cómo funcionaban los sistemas de comunicación de antaño. El museo revive el trabajo de las telefonistas y la evolución de las telecomunicaciones, permitiendo una inmersión directa en la historia.
El museo, descrito como único en Europa, opera gracias a la dedicación de unos 400 miembros de la asociación, muchos de los cuales no pagan cuotas y han invertido dinero propio para mantener la iniciativa. Sin apoyo significativo de las administraciones, los jubilados temen por la continuidad del proyecto, ya que todos son mayores y buscan formar a una nueva generación que pueda asumir el legado. A pesar de sus esfuerzos por obtener respaldo del Museo Nacional de Ciencia y Tecnología, la Universidade da Coruña y el Ayuntamiento, sus propuestas han sido en gran parte ignoradas.
La única oferta relevante llegó desde la Universidad de Vigo, que propuso trasladar el museo a un espacio más grande, pero los jubilados, por cuestiones logísticas y personales, tuvieron que rechazarla. Los gestores del museo buscan desesperadamente apoyo para asegurar que el trabajo que han hecho no se pierda con el tiempo. Temen que sin jóvenes dispuestos a formarse y hacerse cargo, este legado histórico podría desaparecer.
- Fuente Noticia: El País.