Preocuparse de la mejor parte
Escrito por Carlos Fumero el 27 de octubre de 2022
En el programa de hoy vamos a ver un claro ejemplo de una historia y de cómo las preocupaciones de los detalles nos hacen dejar de ocuparnos de las cosas realmente importantes.
La palabra preocupar proviene del latín praeoccupāre y significa ocuparse antes o anticipadamente de algo. Cuando nos preocupamos, le damos vueltas y más vueltas en la cabeza a las diferentes alternativas, sin apreciar ninguna solución que nos satisfaga.
Sentimos la amenaza, sopesamos los riesgos, anticipamos las consecuencias más funestas, pasamos noches en vela sin poder descansar o pensar en otra cosa, pero somos incapaces de tomar decisiones, porque no vemos opciones, ninguna de las posibilidades nos parecen adecuadas. La preocupación nos mantiene encerrados en un círculo vicioso.
La diferencia fundamental entre preocuparse y ocuparse está en el estado de ánimo que se genera en cada caso. La preocupación genera emociones asociadas a conversaciones de «no posibilidad», que cuando se prolongan en el tiempo, acaban cristalizando en un estado de ánimo «preocupadizo», que se instala de forma continua y en el que ya todo es causa de preocupación.
Sin embargo, cuando elegimos ocuparnos, las conversaciones de posibilidad generan emociones mucho más positivas, porque nos sentimos con capacidad para resolver los problemas de nuestro día a día. Al actuar, además, las preocupaciones tienden a desaparecer. La acción es el mejor antídoto para el estado de ánimo «preocupadizo».