Rectificar es de sabios
Escrito por Daniel Valuja el 11 de septiembre de 2023
Como es bien sabido por la genética, cada célula humana tiene 23 parejas de cromosomas. En las mujeres, una de tales parejas está formada por dos cromosomas sexuales X, mientras que los hombres poseen la pareja XY. Este segundo cromosoma masculino Y es bastante más pequeño que el X. Sólo mide aproximadamente la tercera parte que éste y tiene muchos menos genes. De ahí que generalmente se creyera que el Y procedía de una degeneración progresiva del cromosoma X. Es decir que, simplificando mucho las cosas, los varones serían como una degradación de las hembras.
Recientemente los medios de comunicación se han hecho eco de la secuenciación del cromosoma Y masculino. Un equipo de unos cien investigadores ha terminado de leer la totalidad de dicho menospreciado cromosoma y ha publicado un par de artículos en la revista Nature,1, 2 en los que explican las novedades encontradas. Lo que han hallado ha sido sorprendente porque rompe con lo que anteriormente se pensaba. Hasta hace pocos años, se creía que este cromosoma -exclusivo de los machos- carecía de interés para la ciencia porque supuestamente estaba lleno de repeticiones inútiles, no contenía ningún gen interesante y además parecía estar degenerando. Incluso, al comparar este cromosoma Ycon el cromosoma sexual femenino X, que es mucho mayor, se sugería -tal como decimos- la idea de que los varones eran como hembras degradadas.
Hace un par de décadas, algunos medios se atrevían incluso a asegurar que la biología demostraba que la Biblia estaba equivocada porque Eva no habría surgido de Adán sino al revés. Supuestamente habría sido el cromosoma Y masculino el que habría salido de “la costilla femenina”, o del cromosoma sexual X de la mujer.3 En fin, que el pequeño cromosoma masculino Y llegó a ser tan maltratado en el pasado como el famoso “ADN basura”, que -como es sabido- posteriormente se comprobó lo desacertado de dicho término. Por desgracia, este menosprecio genético se ha repetido en varias ocasiones, como consecuencia de la cosmovisión evolucionista que impera en la ciencia, hasta que nuevos descubrimientos han venido a demostrar la elevada complejidad que subyace detrás de cada gen.
En efecto, resulta que el pequeño cromosoma Y es mucho más sofisticado de lo que se creía hasta ahora ya que contiene muchas copias de genes funcionales que lo defienden de la extinción e influyen en la fertilidad masculina, en la producción de esperma, en el riesgo de padecer cáncer, así como en la formación de extensas regiones especulares de ADN muy organizadas. Estas regiones lo convierten en una especie de “museo de los espejos genómicos”. Se trata de un mecanismo asombroso que contribuye a protegerlo y a mantener su información y funcionalidad en perfecto estado. Ni mucho menos está degenerando -como antes se creía- sino que presenta un complejo mecanismo para duplicar sus genes pero en sentido inverso, igual que la imagen en un espejo.
Los investigadores han descubierto todo un conjunto de repeticiones invertidas o “palíndromos” capaces de crear copias de seguridad de los genes, por si aparecen mutaciones perjudiciales en alguno. Esta estructura en espejo permite a su vez la formación de bucles en el ADN que pueden intercambiar su posición cuando éste se divide. De tal manera que los genes se mezclan y las copias mutadas o defectuosas se eliminan. Lo más interesante de estos palíndromos genéticos es que pueden leerse tanto en un sentido como en el inverso y en ambos siguen siendo funcionales. ¿Qué es un palíndromo?
En gramática, un palíndromo es una palabra o una frase que puede leerse tanto de izquierda a derecha como de derecha a izquierda y en ambos sentidos posee el mismo significado. Por ejemplo, el término “reconocer” es un palíndromo. También lo es la frase: “dábale arroz a la zorra el abad”. El problema de los palíndromos es que cuanto más largos son, más difícil resulta crearlos. Pues bien, uno de los palíndromos genéticos del cromosoma Y tiene casi tres millones de letras (o bases nitrogenadas) de longitud. ¿Cómo puede siquiera pensarse que tales estructuras se formaran al azar, sin una causa inteligente que las creara?
La genética ha demostrado que el cromosoma sexual Y de los varones no está en vías de extinción, como antes se creía, sino que posee un elegante diseño genético que le permite perpetuarse con la misma eficacia que lo hace el cromosoma X. Yo creo que esto habla claramente de previsión y diseño inteligente, de planificación previa y no de mutaciones aleatorias o sin propósito.
- Fuente Noticia: Protestante Digital.