Sabiduría de Dios vs Sabiduría humana
Escrito por Amigos en Radio Solidaria el 12 de julio de 2023
La sabiduría que viene de Dios no es igual a la sabiduría humana. Por lo general, la sabiduría humana se centra en acumular conocimiento. Alguien sabio es alguien que sabe mucho. Sin embargo, la sabiduría que Dios nos da es una que nos capacita para hablar o actuar, reflejando su carácter en medio de cualquier circunstancia. La verdadera sabiduría tiene su origen en Dios y mientras más nos acerquemos a él, más sabios seremos.
El libro de Santiago en el Nuevo Testamento dice cosas muy interesantes sobre la sabiduría. En el capítulo 1, versículos 2-6, vemos que nuestra reacción ante las pruebas de la vida es una señal del nivel de sabiduría que tenemos. Durante los tiempos difíciles se ve con claridad si nos movemos impulsados por nuestras emociones y frustraciones o si lo hacemos guiados por la sabiduría que viene de Dios.
Las pruebas pueden traer como resultado crecimiento y bendición. Será así, si permitimos que Dios nos guíe en todo y que nos dé la sabiduría necesaria para actuar de forma correcta.
Sin embargo, si queremos ser guiados por la sabiduría que viene de Dios, debemos pedirla. Es un paso de humildad. Debemos abrir el corazón para que sienta lo que el Padre siente en medio de esa situación y para que vea las cosas desde su perspectiva.
Santiago 3:13-18 expresa de una forma bastante clara la diferencia que hay entre la sabiduría que viene del mundo y la que Dios nos concede. Veamos la diferencia y propongámonos reflejar con nuestras palabras y acciones la sabiduría que viene de nuestro Señor.
Santiago va directo al grano. Él pregunta quién es sabio y entendido. ¡Tiempo para evaluarse con sinceridad! Su respuesta: la sabiduría se demuestra con la buena conducta. La persona sabia de verdad lo muestra a través de su comportamiento y de sus obras y lo hace con humildad.
No hacen falta las exigencias: la sabiduría se refleja por medio de las acciones. Cuando la persona sabia hace o dice algo es porque sabe que es lo correcto en ese momento.
Va ante Dios en oración hasta que tiene la certeza de que hablará u obrará guiada por él y que será de ayuda y bendición para las demás personas.
Aquí aprendemos a reconocer la sabiduría que viene de Dios. Primero que todo, es pura, no está contaminada con emociones dañadas, exigencias o deseos de poder. Su objetivo es lograr que brillen la paz, la bondad, la mansedumbre y el entendimiento en las relaciones. Actúa motivada por la compasión y sus acciones dan como resultado buenos frutos.
La sabiduría que viene del Señor no crea divisiones. Persevera hasta que se alcanza un entendimiento. Todo lo hace con sinceridad, sin fingimiento, porque sale de lo profundo de un corazón transformado por el Espíritu Santo de Dios.