Salmos: Capítulo 39 – ¿Qué esperaré?
Escrito por Amigos en Radio Solidaria el 27 de septiembre de 2023
El salmista sufre, siente agravarse su dolor, y entiende que es consecuencia de sus transgresiones. Asume que Dios está intentando corregirlo con disciplina (acerca de que Dios “castiga” ver el estudio preliminar del Salmo 38), y por esa razón procura reprimir su tristeza; pues, como dice, “tú lo hiciste” (v. 9). Pero en ese intento de callar y no proferir palabra, también para evitar que sus enemigos escucharan sus quejas y se mofaran de Dios, le sobrevienen una serie de fieras consideraciones sobre lo funesto y transitorio de la vida. Es entonces cuando no puede contenerse más y estalla.
De manera que la estructura del pasaje se divide en 4 movimientos. El primero (vv. 1-3) es una introducción que esboza brevemente la historia reciente del salmista, al intentar callar y reprimir sus lamentos, pero en vano. A continuación, en los versos 4 al 13, el salmista irrumpe en un monólogo impetuoso, compuesto de dos ciclos en los cuales observa lúgubremente la fugacidad de la vida y sus cargas (vv. 4-6, 7-11), para culminar el Salmo pidiendo que Dios escuche, y amortigüe sus padecimientos (vv. 12-13). Hay que decir que en este poema no destacan especialmente la luz, el gozo, la piedad o la esperanza. De hecho, la única nota luminosa de un Salmo que en general es bastante trágico, es el verso 7: “Y ahora, Señor, ¿qué esperaré? Mi esperanza está en ti”. Pero incluso después la nota luminosa el panorama del Salmo no cambia. La petición final no se caracterizada precisamente por un fuerte sentido de esperanza y fe. Finalmente vamos a detenernos en el encabezado.
El Salmo va dirigido “a Jedutún”, que también se menciona en los encabezados de los Salmos 62 y 77. Según sabemos, Jedutún formaba parte del grupo selecto de directores del coro de David (ver 1 Crónicas 16:41, 42; 25:1, 6; 2 Crónicas 5:12). Así que suponemos que David compuso la letra de este Salmo, mientras que Jedutún quizás le haya puesto la melodía. Al interpretar este Salmo debemos tener en cuenta el paradigma de la franqueza y transparencia de los salmistas para con Dios en oración, prestar especial atención al desarrollo histórico de fondo, y, como un crítico de arte, esforzarnos por encontrar belleza donde pareciera no existir.