Salmos: Capítulo 51 – ¡Te necesito!

Escrito por el 7 de febrero de 2024

David es con toda probabilidad uno de los personajes bíblicos más conocidos. Seguro que has escuchado en algún momento de tu vida la historia del joven David y su victoria sobre el gigante Goliat. La vida de David fue una de mucha acción, dedicada al servicio de Dios.

David era el hijo menor de su familia, pastor de ovejas y músico. A pesar de lo normal de su existencia, Dios lo escogió desde muy joven para una labor especial: ser el segundo rey de Israel.

Sus hermanos eran más grandes y fuertes, pero Dios escogió a David porque tenía un buen corazón delante de él (1 Samuel 16:7).

A David se le atribuye la autoría de 73 de los Salmos bíblicos. Los Salmos son composiciones poéticas que expresan las alegrías o pesares de sus autores. También relatan sus experiencias con Dios. Por ejemplo, en el Salmo 51 David expresa con claridad la tristeza profunda que sintió al ser confrontado con su pecado. Él habla de las consecuencias fuertes que sufrió y de cómo marcó a su familia para siempre.

En 2 Samuel 11 y 12 leemos que una tarde el rey David se levantó y subió al terrado del palacio donde vivía desde donde podía ver los terrados de otras casas. En uno de ellos observó a una mujer bañándose, Betsabé. Ella era muy guapa y David pidió información sobre ella.

Le contaron sobre su familia y sobre su esposo Urías, que estaba en la batalla junto con casi todos los hombres del pueblo. David la mandó a venir al palacio y se acostó con ella. La mujer quedó embarazada y él se dio cuenta de que estaba en un lío.

David elaboró un plan. Le dio permiso a Urías para que regresara por unos días e intentó que fuera a su casa y se acostara con su mujer. Pero Urías era fiel a sus compañeros de batalla y no deseaba gozar de privilegios que los demás no podían disfrutar en ese momento, así que no lo hizo.

Como este plan no funcionó, David envió una carta por mano de Urías a Joab, el encargado del ejército. Le ordenó que pusiera a Urías en el frente de batalla, en el lugar más peligroso. Le dio instrucciones de abandonar a Urías cuando la batalla estuviera más intensa para que lo mataran los enemigos.

En otras palabras, tramó el asesinato de Urías. Luego de la muerte de Urías, David se casó con Betsabé, pero esto no agradó a Dios.Cuando Betsabé se enteró de que Urías, su esposo, había muerto, hizo duelo por él. Después del luto, David mandó que se la llevaran al palacio y la tomó por esposa. Con el tiempo, ella le dio un hijo. Sin embargo, lo que David había hecho le desagradó al Señor.

Dios envió al profeta Natán a reprender a David. Ya había nacido el bebé, Dios había esperado a ver si David recapacitaba y se arrepentía, pero eso no sucedió. Natán fue y le narró una historia a David sobre dos hombres, uno rico y uno pobre, y cómo el hombre rico le arrebató al pobre su posesión más preciada. David se enojó mucho al oír la historia y declaró que el hombre rico debía morir.

Las consecuencias del pecado

David dejaría de recibir algunas de las bendiciones que Dios podría haberle dado. Al pecar, siempre perdemos algunas cosas buenas que Dios nos quiere dar porque nos apartamos de su plan. También vemos que la familia de David estaría en guerra y desunión y así fue.

Varios de sus hijos se vieron envueltos en tramas horribles de celos, envidia, incesto, deseo de poder, y murieron de forma violenta. Todo esto se podía haber evitado. El pecado de David abrió la puerta a muchas calamidades dentro de su familia.


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