Salmos: Capítulo 68 – Dios es mi protector
Escrito por Amigos en Radio Solidaria el 17 de julio de 2024
El Salmo 68 es un canto de alabanza y victoria atribuido al rey David. Este salmo celebra la majestad y el poder de Dios, destacando su protección y guía sobre su pueblo, Israel. Es un salmo de triunfo que relata la marcha de Dios desde el monte Sinaí hasta el templo en Jerusalén, reflejando su presencia continua y su ayuda poderosa en la historia de Israel.
Versículos 1-3: Dios, el Vencedor de Sus Enemigos
El salmo comienza con una invocación a Dios para que se levante y disperse a sus enemigos. Los malvados serán esparcidos y los justos se alegrarán:
«Levántese Dios, sean esparcidos sus enemigos, y huyan de su presencia los que le aborrecen. Como es lanzado el humo, los lanzarás; como se derrite la cera delante del fuego, así perecerán los impíos delante de Dios. Pero los justos se alegrarán; se gozarán delante de Dios y saltarán de alegría.»
Versículos 4-6: Alabanza al Dios Justo y Protector
Se invita a cantar a Dios y exaltar su nombre. Él es el protector de los desamparados y da un hogar a los solitarios:
«Cantad a Dios, cantad salmos a su nombre; exaltad al que cabalga sobre los cielos. Jehová es su nombre; alegraos delante de él. Padre de huérfanos y defensor de viudas es Dios en su santa morada. Dios hace habitar en familia a los desamparados; saca a los cautivos a prosperidad; mas los rebeldes habitan en tierra seca.»
Versículos 7-10: Dios en el Desierto
Se recuerda cómo Dios guió a su pueblo a través del desierto, mostrando su poder y majestad en el Sinaí y proporcionando lluvia abundante para su herencia:
«¡Oh Dios! Cuando tú saliste delante de tu pueblo, cuando anduviste por el desierto, Selah. La tierra tembló; también destilaron los cielos ante la presencia de Dios; aquel Sinaí tembló delante de Dios, del Dios de Israel. Abundante lluvia esparciste, oh Dios; a tu heredad exhausta tú la reanimaste. Los que son de tu grey han morado en ella; tú, oh Dios, por tu bondad has provisto al pobre.»
Versículos 11-14: Victoria y Alabanza
Se destaca la victoria de Dios sobre los reyes enemigos y la proclamación de esta victoria:
«El Señor daba palabra; había grande multitud de las que llevaban buenas nuevas. Huyeron, huyeron reyes de ejércitos, y las que se quedaban en casa repartían los despojos. Bien que fuisteis echados entre los tiestos, seréis como alas de paloma cubiertas de plata, y sus plumas con amarillez de oro. Cuando esparció el Omnipotente los reyes en ella, fue como si hubiese nevado en el monte Salmón.»
Versículos 15-18: La Majestad del Monte de Dios
El monte de Basán y otros montes son comparados con el monte de Dios, el monte Sion, donde Dios ha decidido habitar para siempre:
«Monte de Dios es el monte de Basán; monte alto es el monte de Basán. ¿Por qué observáis, oh montes altos, al monte que deseó Dios para su morada? Ciertamente Jehová habitará en él para siempre. Los carros de Dios se cuentan por veintenas de millares de millares; el Señor viene del Sinaí a su santuario. Subiste a lo alto, cautivaste la cautividad, tomaste dones para los hombres, y también para los rebeldes, para que habite entre ellos JAH Dios.»
Versículos 19-23: Bendiciones y Protección Divina
Se proclama la bendición diaria de Dios y su protección contra los enemigos:
«Bendito el Señor; cada día nos colma de beneficios el Dios de nuestra salvación. Selah. Dios, nuestro Dios ha de salvarnos; y de Jehová el Señor es el librar de la muerte. Ciertamente Dios herirá la cabeza de sus enemigos, la testa cabelluda del que camina en sus pecados. El Señor dijo: De Basán haré volver, haré volver de las profundidades del mar; para que tu pie se enrojede en la sangre de tus enemigos, y de ella la lengua de tus perros.»
Versículos 24-27: Procesión Triunfal
Se describe una procesión triunfal en el santuario, celebrando la presencia y el poder de Dios:
«Vieron tus caminos, oh Dios; los caminos de mi Dios, de mi Rey, en el santuario. Los cantores iban delante, los músicos detrás; en medio las doncellas con panderos. Bendecid a Dios en congregaciones; al Señor, vosotros de la estirpe de Israel. Allí estaba el joven Benjamín, que señoreaba; los príncipes de Judá en su congregación, los príncipes de Zabulón, los príncipes de Neftalí.»
Versículos 28-31: Poder y Gloria de Dios
Se pide a Dios que muestre su poder y fortalezca a su pueblo. Se anticipa que los reyes traerán tributo a Dios y las naciones se someterán a él:
«Tu Dios ha ordenado tu fuerza; confirma, oh Dios, lo que has hecho para nosotros. Por razón de tu templo en Jerusalén, los reyes te ofrecerán dones. Reprime la reunión de gentes armadas, la multitud de toros con los becerros de los pueblos, hasta que todos se sometan con sus piezas de plata; dispersa a los pueblos que se complacen en la guerra. Vendrán príncipes de Egipto; Etiopía se apresurará a extender sus manos hacia Dios.»
Versículos 32-35: Alabanza Final
El salmo concluye con una llamada a las naciones a alabar a Dios, destacando su poder sobre toda la creación:
«Reinos de la tierra, cantad a Dios, cantad al Señor. Selah. Al que cabalga sobre los cielos de los cielos, que son desde la antigüedad; he aquí dará su voz, poderosa voz. Atribuid poder a Dios; sobre Israel es su magnificencia, y su poder está en los cielos. Temible eres, oh Dios, desde tus santuarios; el Dios de Israel, él da fuerza y poder a su pueblo. Bendito sea Dios.»