Sanidad emocional (1ª parte)
Escrito por webmaster el 11 de noviembre de 2021
Cuando la familia afecta a la relación de pareja, los cimientos se tambalean y el escenario se complica. Es entonces cuando aprendemos a lidiar con situaciones para las que, tal vez, no estábamos preparados. De este modo, empecemos por hacer una reflexión: en el momento en el que elegimos con quien compartir nuestra vida, de alguna manera también elegimos a su familia.
El tema no es nuevo, lo sabemos. Sin embargo, en medio de este tipo de situaciones orquestadas por las dinámicas interfamiliares, los conflictos, choques y discrepancias siguen siendo (por término medio) bastante recurrentes. Es más, tal y como nos revelan varios estudios, como el publicado en la revista Psychology Today, tres de cada cuatro parejas experimentan problemas significativos con sus suegros, y un 60% de las mujeres suelen experimentar discrepancias con las madres de sus parejas.
De algún modo, esto nos hace recordar a aquella maravillosa película de Stanley Kramer “Adivina quién viene a cenar esta noche”. En ella, los padres de la joven -que acababa de comprometerse con un hombre de color- realizan un razonamiento que resumiría la esencia de estas situaciones conflictivas. Uno cree haber educado a la perfección a sus hijos; les inculca unos valores y unas directrices, pero al final estos eligen parejas afectivas que no siempre se ajustan a las expectativas familiares.
A menudo, los padres no definen a sus hijos como personas libres capaces de elegir sus propios caminos, metas o a las personas a quien amar. Los ven más bien como proyectos personales sobre los que proyectar una serie de ideales. Así, cuando estos inician una relación de pareja, suele asomar la sombra de la decepción, el sonido incómodo de que hay algo que falla y sobre todo, esa sombra alargada amenazando el proyecto familiar…
Para concluir, aunque en ocasiones la familia influya en la relación de pareja, no siempre lo hace para mal, de hecho muchas familias políticas hacen de lugar de reflexión en los momentos de crisis. Por el contrario, si la influencia es negativa, es importante alcanzar un acuerdo con la pareja sobre cómo actuar, ya que de esta forma conseguiremos que nos brinde su apoyo. Si lo hacemos así, lo más probable es que la pareja salga fortalecida del desafío y que el conflicto se resuelva.