¿Será un triunfo?

Escrito por el 1 de marzo de 2024

Francia está a un paso de consagrar definitivamente el derecho al aborto en su Constitución, después de que este miércoles el Senado, dominado por la derecha, adoptase con 267 votos a favor y 50 en contra exactamente el mismo texto aprobado el 30 de enero por la Asamblea Nacional.

Si el llamado Congreso, que reúne a ambas cámaras, aprueba la semana próxima el texto por un mínimo de tres quintas partes de parlamentarios, la ley fundamental tendrá un nuevo párrafo que rezará: “La ley determina las condiciones por las cuales se ejerce la libertad garantizada a la mujer de recurrir a una interrupción voluntaria del embarazo.”

Una vez conocido el resultado en el Senado, el presidente de la República, Emmanuel Macron, convocó el Congreso el 4 de agosto para el voto final. En caso de resultado afirmativo, culminará con éxito una iniciativa que surgió en el verano de 2022, después de que el Tribunal Supremo de EE UU derogase la histórica sentencia Roe contra Wade. En un contexto de restricciones y amenazas a este derecho, también en países europeos como Polonia, la izquierda, primero, y después el propio presidente, Emmanuel Macron, propusieron introducir en la Constitución el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo.

Aunque en Francia el consenso a favor del derecho al aborto es amplio, y trasciende barreras ideológicas, se trataba de blindarlo ante la posibilidad de que en algún momento accediese al poder un líder o partido con mayoría parlamentaria para suprimir la ley francesa de 1973. En noviembre de 2022, la Asamblea Nacional, con mayoría macronista, ya aprobó, con 337 votos a favor y 32 en contra, inscribir en la Constitución “el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo”.

En febrero de 2023, el Senado adoptó su propia versión del texto. Pero ya no hablaba, como la Asamblea Nacional, de “derecho a la interrupción voluntaria del embarazo”, sino de “libertad de la mujer para poner fin a su embarazo”. No es lo mismo un “derecho” que una “libertad”. La diferencia provocó divisiones y la iniciativa quedó en suspenso.

Macron relanzó el debate en marzo durante un discurso de homenaje a la histórica abogada y feminista Gisèle Halimi. “Hoy quiero”, dijo, “que la fuerza de [su] mensaje nos ayude a cambiar nuestra Constitución con el fin de grabar en ella la libertad de las mujeres a recurrir a la interrupción voluntaria del embarazo, para asegurar solemnemente que nada pueda obstaculizar o deshacer lo que, de este modo, será irreversible.” Para aproximar posiciones entre la Asamblea Nacional y el Senado, en diciembre el presidente presentó un texto de compromiso. Su objetivo era recoger votos de la izquierda, el centro y la derecha y alcanzar el umbral de dos quintas partes del Congreso, necesarios para adoptar la enmienda constitucional. El texto de consenso habla de “libertad” para abortar, y no de “derecho”. Al mismo precisa que esta libertad debe estar “garantizada”.

Un diputado de Los Republicanos (LR), el partido de la derecha moderada mayoritaria en el Senado, presentó este miércoles una enmienda para eliminar la palabra “garantizada”. De haberse adoptado, el texto enmendado habría tenido que ser sometido de nuevo a la Asamblea Nacional. Y el proceso para consagrar en la Constitución el derecho al aborto se habría alargado.

Pero la enmienda del senador Philippe Bas fue rechazada por 214 votos contra 104. Otra enmienda de la derecha para introducir en la Constitución la cláusula de consciencia para los médicos que rechacen practicar un aborto perdió por 219 votos contra 85. Más tarde, el Senado ha adoptado el texto, el mismo que la Asamblea Nacional, con votos de la izquierda, el centro y la derecha. Todo listo para la adopción definitiva en Versalles, sede del Congreso.


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