¿Todavia más?

Escrito por el 24 de febrero de 2023

La futura red de satélites multiorbitales europeos de telecomunicaciones IRIS sigue dando pasos. La constelación, que aspira a ser la respuesta de la Unión Europea (UE) al proyecto Starlink del magnate Elon Musk, ha recibido el visto bueno esta semana del Parlamento Europeo, con un amplio respaldo.

IRIS cuenta con una aportación inicial de los países europeos de 2.400 millones de euros, si bien el proyecto total absorberá unas inversiones cercanas a 6.000 millones. La financiación del proyecto procederá de los países miembros, a través de la Agencia Espacial Europea (ESA), además de contribuciones privadas, de otras agencias europeas e, incluso, de terceros estados.

El proyecto empezará sus operaciones a partir de 2024, para alcanzar una operatividad plena en el año 2027. Según sus promotores, los nuevos satélites proporcionarán una infraestructura de comunicaciones segura para los organismos y agencias gubernamentales de la UE, los servicios de emergencia y las delegaciones europeas en todo el mundo, incluidas las embajadas de los países miembros.

El proyecto contará con una base industrial europea en su desarrollo, con soluciones creadas a partir de una base tecnológica de la Unión, para mejorar las operaciones de los Estados miembros y garantizar así su resiliencia. “Debe estimular la innovación en el ecosistema espacial europeo, incluido el Nuevo Espacio, permitiendo que los socios públicos y privados compartan los riesgos de investigación y desarrollo”, figura en el texto de aprobación.

El ponente del proyecto en el Parlamento Europeo, Christophe Grudler, señaló que los satélites de Iris serán útiles para los gobiernos, pero también para los propios ciudadanos, llevando internet a las áreas menos conectadas. Serán además un ejemplo de sostenibilidad espacial y ambiental, como quería el Parlamento Europeo. “Ucrania no debería tener que depender de los caprichos de Elon Musk para defender a su pueblo”, dijo Grudler.

Según la Comisión Europea, el sistema permitirá fuerte respaldo para las aplicaciones de los gobiernos, especialmente en control de fronteras, crisis humanitarias y protección de infraestructuras críticas, entre las que figura la seguridad de las comunicaciones en las embajadas de los países miembros de la UE.

En términos empresariales, permitirá el acceso a aplicaciones a través del móvil o banda ancha con conexión vía satélite, gestión de servicios empresariales, gestión del transporte, o servicios cloud.

En este sentido, los satélites permitirán al sector privado prestar servicios comerciales, especialmente en zonas donde no hay cobertura de otras tecnologías terrestres, lo que contribuirá a mejorar la competitividad de la industria de los países del Viejo Continente.

Estrategia

El proyecto se encuadra en la denominada autonomía estratégica de la UE, que está impulsando Bruselas, en el ámbito de las nuevas tecnologías y la innovación. En este caso, busca la autonomía en las comunicaciones gubernamentales, en un contexto en el que las amenazas a la ciberseguridad son cada vez más importantes, especialmente tras el comienzo de la guerra de Rusia contra Ucrania.

Los responsables del plan destacaron su importancia porque las órbitas terrestres bajas están cada vez más ocupadas por megaconstelaciones de terceros países, mientras que los operadores de la UE están encontrando dificultades debido a la enorme financiación que exigen estos proyectos.

Este será el tercer gran proyecto de la Unión Europea en el segmento de los satélites tras Galileo, dedicado a los servicios de GPS, y Copernicus, cuya tarea se centra en la observación terrestre.


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