Comprometidos para ayunar de corazón (2ª parte)

Escrito por el 1 de diciembre de 2022

Hoy continuamos hablando acerca del compromiso que requiere nuestra vida cristiana en todas las áreas y una de ellas es ayunar, porque nos permite parar un momento en nuestro diario vivir, salir de la rutina diaria, poner un alto al día a día, para dejar lo material y natural y enfocarnos con más precisión en nuestra área espiritual.

Con el ayuno volvemos al diseño que Dios un día estableció en nosotros, que era que nuestro espíritu estuviera por encima de nuestro cuerpo y por encima de nuestra alma. Cuando nos negamos a nosotros mismos, a nuestros deseos y renunciamos a algo que por voluntad deseamos hacerlo, nuestro espíritu se vivifica, se fortalece y podemos ver las cosas un poco más desde la perspectiva de Dios y no desde el punto de vista de nuestra carne.

En nuestro camino hacia la meta debemos comprometernos también con el ayuno y durante ese tiempo que estamos ayunando, reflexionar en varias cosas: ¿Cómo está mi vida espiritual? ¿Tengo mi corazón limpio y he perdonado? ¿Estoy apartando mi vida, alma, mente y corazón para Dios? ¿Cuál es el lugar de Dios en mi corazón? ¿Creo que Dios puede hacer cambios y transformar cosas imposibles?

Hoy quiero que reflexionemos en lo que habla la palabra de Dios acerca del ayuno, está en Isaías 58:6-7 “¿No es más bien el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresión, y dejar ir libres a los quebrantados, y que rompáis todo yugo?¿No es que partas tu pan con el hambriento, y a los pobres errantes albergues en casa; que cuando veas al desnudo, lo cubras, y no te escondas de tu hermano?»

El ayuno es asunto serio entre Dios y su pueblo, y no podemos tomarlo como algo circunstancial o como método para recibir las bendiciones, respuestas y el favor de Dios, ya que según el capítulo de Isaías 58 el pueblo hacía ayuno, pero Dios no les respondía a sus peticiones, porque sus corazones estaban contaminados, no había sinceridad en su proceder, hablaban justicia y no la hacían, permanecían atados a sus pecados y buscaban sus propios beneficios.

Cuando Dios habla a su pueblo le dice que el ayuno que Él ha escogido es muy diferente al ayuno que su pueblo practicaba, ya que para Dios no es tan importante que hagamos sacrificios, que pasemos largos días sin comer, cuando nuestro corazón sigue siendo indolente, injusto, egoísta y lejano a la presencia de Dios.

Por eso el ayuno que debemos practicar y que no es fácil de realizar, es un ayuno más que de comida física, un ayuno de negarse a sí mismo y habla de 8 cosas que para Dios son más importantes que dejar de tomar alimento:

  • Desatar ligaduras de impiedad: La impiedad es una actitud rebelde que se opone a la voluntad de Dios de manera consciente, podemos vivir atados por la impiedad, buscando a Dios pero tratando todo el tiempo de hacer nuestra voluntad y las cosas a nuestro gusto, desatar ligaduras de impiedad es romper o cortar esa soberbia que puede haber en el corazón y que no nos permite hacer la voluntad del Señor en todas las áreas de nuestra vida.

  • Soltar las cargas de Opresión: La opresión es algo que nos aflige, nos oprime y nos tiene sometidos, pesos que llevamos en el corazón y que no nos dejan confiar plenamente en Dios, temores, falta de fe, incredulidad. Soltar las cargas de opresión es abandonarnos en las manos del Señor, dejar todo allí ante el altar y ser libres de todo peso.

  • Dejar ir libres a los quebrantados: nadie quiere vivir oprimido, pero tampoco debemos ser los opresores, dejar ir libres a los quebrantados es quitar el peso de nuestros hermanos por nuestras palabras, por nuestros juicios, porque queremos den siempre la talla y sean perfectos, cuando ninguno de nosotros lo somos.

  • Romper todo yugo: Un yugo es un instrumento que sujeta a los animales para que lleven una carga y por medio del cual son dirigidos para llevarla de un lado a otro. Un yugo en nosotros es algo que llevamos encima nuestro, que nos oprime, que no nos deja ser libres y que finalmente termina dirigiendo nuestra forma de ser, actuar, hablar y pensar. Romper todo yugo es quitar toda opresión de pecado sobre nosotros que hace que nuestra vida siempre esté sujeta a cosas que a Dios no le agradan, el yugo debemos romperlo nosotros ya que Dios nos ha hecho libres y nada nos puede someter, solamente Su amor y su voluntad.

  • Partir pan con el hambriento: Quitar el corazón egoísta e indolente, tener compasión por los más necesitados, compartir lo que tenemos con aquellos que no tienen y tener un corazón de amor. Hablar también palabra de Dios a aquellos que necesitan escuchar esas palabras de consuelo, de ánimo, de fuerza, partir el pan con el hambriento, bendecir a otros físicamente con lo poco o lo mucho que podamos darles.

  • Albergar a los pobres errantes en casa: No se trata de llevar a casa a persona de la calle, es abrir nuestro corazón a otros y hacerles un espacio en nuestra vida para que puedan recibir el amor de Dios, hay tantas personas que andan sin esperanza, sin fe, sin fuerzas y nosotros podemos abrirles nuestra casa, nuestro corazón y animarles, mostrarles el camino de Dios que les llevará a una vida nueva y abundante. Albergar en el corazón a quienes necesitan de Dios es dar nuestro apoyo y dejar el buscar nuestro propio beneficio siempre.
  • Vestir al desnudo y cubrirle: En lo natural no podemos permitir que alguien que necesita ayuda pase por nuestro lado y ser indiferentes. Podemos dar de lo que tenemos, siempre veremos que hay personas en condiciones más difíciles que las nuestras. Y en lo espiritual, vestir al desnudo y cubrirle, es quitar el dedo que señala sobre otros y el juicio que nos coloca como jueces de la vida de nuestros hermanos, juzgándoles en vez de cubrir en amor sus faltas, dejar que otros hablen y les critiquen o nosotros mismos descubrirlos delante de otros.

  • No esconderse del hermano: Todos necesitamos de alguien que nos apoye y nos de consuelo en momentos de angustia, pero muchas veces nos cuesta dedicar el tiempo o parte de nuestra vida para ser de luz y bendición para otros. La palabra dice que no debemos escondernos del hermano, no debemos escondernos de aquel que sufre que necesita de nosotros y está deseando ser arropado con nuestra amistad, con nuestro consuelo y con todo lo que Dios nos ha dado.

Como podemos ver ayunar no es solamente dejar de tomar alimento, no es un instrumento mágico que cambia el curso de nuestra vida, es un complemento a una vida que agrada a Dios que es libre de ataduras, que procura hacer la voluntad de Dios sobre todas las cosas, que ama a los que están a su alrededor sin juzgarles, viéndoles siempre como aquellos por los que Cristo murió.

Que El Señor nos dé Su gracia para poder comprometernos de corazón para ayudar y proseguir hacia la meta.


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