Ante ser quebrantado prosigo a la meta (3ª parte)

Escrito por el 4 de abril de 2024

Cada día a lo largo de este camino hacia la meta vamos a enfrentar gigantes que querrán asustarnos, amedrentarnos, llenarnos de temores y hacer que renunciemos a permanecer en el Señor y llegar a la meta, uno de esos gigantes puede llegar a nuestra vida en forma de quebranto, esa debilidad en la que perdemos las fuerzas y estamos en debilidad.

Recordemos que cuando estamos en los caminos del Señor el quebrantamiento que Dios permite para nuestra vida no es el final, sino solo es parte del proceso que el Señor utiliza como parte de su plan perfecto para nuestra vida, porque todo proceso de quebranto por el que pasamos tiene un propósito, no vamos a sufrir por sufrir o porque a Dios se le ha pasado por alto una situación inesperada en nuestra vida, todo tiene una razón de ser, porque todo lo que Dios permite es necesario y es bueno.

Reciente leí una frase que me impactó mucho que decía “Debemos confiar en que el final siempre será bueno, recordando que si aún no es bueno, entonces, todavía no ha llegado el final…” porque es importante recordar cuando estamos pasando por un proceso de quebrantamiento lo que dice en Romanos 8:28 “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.”

Y hoy para terminar este tema quiero que reflexionemos en dos historias que aparecen en la palabra de Dios, que ejemplifican tan claramente cómo los planes de Dios no son siempre lo que a nuestros ojos es lo mejor y cómo cuando Dios está en medio de la situación lo aparentemente malo, Dios lo transforma en algo glorioso. El quebrantamiento en la vida de estos dos personajes bíblicos es un ejemplo claro del poder de Dios y cómo puede obrar grandes cosas a través de un corazón quebrantado, ellos son José y la reina Ester.

José: Génesis 50:20 dice «Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo.» La palabra encaminar significa dirigir hacia un punto y enderezar la intención… y eso es exactamente lo que pasa cuando enfrentamos el quebrantamiento que viene de parte del Señor y no abandonamos, sino que en medio de la adversidad, nos mantenemos aferrados al Señor, porque Él «endereza» aquellas intenciones que aparentan ser malas, aquellas decisiones que otros han tomado por nosotros para perjudicarnos y hacernos tropezar, Dios lo encamina o endereza para nuestro bien.

Si unos años atrás le hubieran dicho a José lo que iba a vivir en el futuro seguramente no lo habría creído, abandonado dentro de una cisterna, vendido y despreciado por sus hermanos, en la más profunda soledad, pero luego, en ese momento podía verlo todo con claridad, todo el sufrimiento que había padecido, las humillaciones, la falta de amor en su juventud, las falsas acusaciones, la cárcel, todo tenía un propósito eterno y era el tiempo que eso se cumpliera.

Hoy también nosotros podemos estar viviendo situaciones de quebranto que no comprendemos, quizás estamos en un lugar que no hemos escogido estar, estamos pasando por un proceso difícil donde no vemos la salida por ningún lugar, quizás una enfermedad inesperada, una relación rota o un sueño hasta hoy no alcanzado, pero en medio de ese quebrantamiento Dios encaminará para bien todo lo que hoy quizás estemos viviendo, y no solo lo encaminará para nuestro bien, sino también, para el bien de muchos más.

El quebrantamiento en la vida de José tenía un propósito, el no endureció su corazón, no abandonó su fe en Dios, no se enorgulleció, ni desistió de seguir adelante, permaneció y el quebrantamiento en Él fue para una mayor bendición y para perfeccionar los planes que Dios tenía para Él.

Ester: Recientemente el pueblo de Israel celebró la fiesta de Purim, una celebración que llevan a cabo cada año para recordar la impresionante historia de Ester.

El pueblo de Israel había sido condenado para ser destruido, todo estaba decretado y la orden era el exterminió de los judíos, pero en el úitlimo momento de esta preciosa historia todo da un giro completamente inesperado, porque el quebranto y lo malo se volvió algo bueno.

Recordemos que el malvado Amán, quien tenía un rango de autoridad, exigía que todos debían inclinarse ante él, todos lo hacían excepto Mardoqueo y ante este desprecio Amán trama un plan para exterminar al pueblo judío y prepara una horca para Mardoqueo, pero en el momento de mayor adversidad, todo cambia radicalmente, si leemos detenidamente el libro de Ester vemos una mujer valiente, pero a la vez quebrantada por el dolor que representa que su pueblo iba a ser exterminado y por consiguiente ella también estaba en peligro de muerte.

La situación no podía ser más complicada pero ella con todo el pueblo ayunan y oran a Dios, es valiente y Dios la respalda delante de su esposo el rey y todo cambia de forma impresionante. La horca que Amán había preparado, termina siendo para Él, y Mardoqueo termina siendo ascendido a primer ministro, el pueblo judío se salva de ser exterminado.

El tiempo de quebrantamiento no es fácil vivirlo, enfrentarlo y cruzarlo, pero este ejemplo que nos enseña el libro de Ester nos da una muestra que detrás de lo aparentemente malo que hoy podemos estar viviendo, Dios planea siempre algo bueno, porque Su amor por nosotros no permitirá un quebrantamiento para nuestra destrucción.

Esta historia nos enseña que hay esperanza en la aflicción, hay esperanza en medio del tiempo de quebrantamiento, debemos aprender a ver más allá de lo que nuestros ojos ven, debemos aprender a ver a Dios detrás de cada situación difícil, para que en nosotros permanezca la confianza y la fe que todo lo que nos sucede forma parte de un plan perfecto, que Dios tiene la salida y que como decía al inicio, no es el final sino es una parte del proceso.

Qué el Señor nos dé Su gracia para enfrentar cada gigante que viene a nuestra vida, para poder ver que detrás de cada situación adversa Dios está preparando una salida y para entender el amor que el Señor tiene por nosotros no permitirá nada que no vaya a ser para nuestro bien.

Así que si estamos pasando por tiempos adversos y de quebranto no desmayemos, en medio del tiempo de quebranto prosigamos hacia la meta.


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