Agradando a Dios

Escrito por el 14 de julio de 2022

Quiero comenzar este tema con esta escritura en Gálatas 1:10 Traducción al Lenguaje Actual y dice “Yo no ando buscando que la gente apruebe lo que digo. Ni ando buscando quedar bien con nadie. Si así lo hiciera, ya no sería yo un servidor de Cristo. ¡Para mí, lo importante es que Dios me apruebe!”

A lo largo de nuestra vida la forma de ver las cosas va cambiando, cuando somos niños vivimos con más libertad, pero en la medida que vamos creciendo, poco a poco cambia nuestra forma de ver todo y empezamos a hacer cosas y a actuar, no tanto en base a lo que pensamos que está bien, si no comenzamos a actuar y pensar en cómo agradar a otros.

La vida que se vive para agradar a otros, es un largo y cansado camino, por el que, si decidimos transitar, vamos a tener muchas frustraciones, tristezas, amarguras e insatisfacciones, porque no hay nada más difícil que vivir para agradar a los hombres y en nuestro camino hacia la meta, lo único y realmente importante es agradar a Dios.

Vivimos rodeados de una sociedad que busca el agrado o la aprobación de otros para sentirse a gusto y felices, la tecnología y las últimas tendencias nos muestran imágenes y escenas de personas que tienen muchos seguidores, los llamados “influencers” son gente que va haciendo cosas que agradan a otros y les siguen en los productos que consumen, los lugares que frecuentan, la ropa que visten, siguen la vida de estos personajes, porque les agrada su estilo de vida, pero la realidad de la vida está muy lejos de lo que es vivir una vida que agrada a todos.

Como decía la escritura del inicio en Gálatas en la versión Reina Valera dice “Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo.” Así que tiene que haber un momento en nuestras vidas en el que tenemos que hacernos esta pregunta ¿Qué busco? ¿Qué busca mi corazón? ¿Busco el favor de los hombres o el favor de Dios? ¿Trato de agradar a los hombres o quiero agradar a Dios?

Y de la respuesta de esa pregunta va a depender mucho nuestra actitud ante la vida, porque la búsqueda constante de agradar a otros, no solo es difícil, es casi imposible y además hará que olvidemos quiénes somos y realmente lo peor, es que olvidemos qué es lo que agrada a Dios.

Esto no quiere decir que debemos vivir por encima de los demás sin ninguna empatía o sin ninguna consideración, se trata de vivir una vida auténtica, que busca agradar a Dios y en esa búsqueda también seremos aprobados por los hombres, como dice en Romanos 14:18 “Porque el que de esta manera sirve a Cristo, es aceptable a Dios y aprobado por los hombres.”

La frase tan conocida “Es imposible agradar a todo el mundo” es real, porque querer agradar a todos agota, cualquier cosa que hagamos a unos les parecerá bien, a otros les parecerá mal, otros opinarán que quizás deberíamos de actuar de otra manera, otros dirán que es mejor que lo hagamos como a ellos les ha dado resultado y al final del día, habremos tomado decisiones basadas en los criterios de otros, pero no en lo que Dios dice que es lo correcto, y esa debe ser nuestra única guía y seguridad, que Dios se agrade de nuestros actos.

Para eso vamos a reflexionar hoy en tres cosas que podemos hacer en nuestro camino hacia la meta para buscar agradar a Dios y no vivir pendientes y agotados queriendo agradar a otros.

Efesios 6:5-10 nos da esas claves dice: “Siervos, obedeced a vuestros amos terrenales con temor y temblor, con sencillez de vuestro corazón, como a Cristo; no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino como siervos de Cristo, de corazón haciendo la voluntad de Dios; sirviendo de buena voluntad, como al Señor y no a los hombres, sabiendo que el bien que cada uno hiciere, ese recibirá del Señor, sea siervo o sea libre. Y vosotros, amos, haced con ellos lo mismo, dejando las amenazas, sabiendo que el Señor de ellos y vuestro está en los cielos, y que para él no hay acepción de personas.”

Esta escritura nos habla de 3 cualidades que debe tener un corazón que agrada a Dios y que posiblemente también agradará a los hombres:

UN CORAZÓN SENCILLO: El que tiene un corazón sencillo es alguien que es auténtico, que no tiene doblez de ánimo, no va con segundas intenciones, las motivaciones de su corazón son puras, tiene un corazón que no busca la complicación de las cosas, hay personas que le sacan punta a todo y si no ven el problema, no se quedan tranquilas, contrario a esto un corazón sencillo busca los puntos de unidad, ve el lado bueno de las cosas, es un corazón lleno de integridad.

UN CORAZÓN QUE HACE LA VOLUNTAD DE DIOS: Hacer la voluntad de Dios no es cosa fácil, pero no es imposible, la voluntad de Dios es buena, es agradable y es perfecta, cuando buscamos hacer la voluntad de Dios, agradamos su corazón y buscaremos hacer lo correcto no solo para Dios sino lo que es lo mejor para los demás, hacer la voluntad de Dios va de la mano con hacer vida su palabra y la palabra de Dios me lleva a dar amor, a amar a mi prójimo como a mi mismo, me lleva a ser humilde, a quitar el amor por las cosas, en resumen, si mi corazón busca hacer la voluntad de Dios también será de bendición para los hombres.

UN CORAZÓN QUE HACE EL BIEN: Hacer el bien no es parte de nuestra naturaleza, pero con Dios es posible, nacemos con una naturaleza de pecado, pero cuando El Señor toma el control de nuestra vida, nuestro mayor deseo es hacer lo bueno, lo que está bien para Dios, generalmente hace el bien a los demás, hacer el bien es un acto incansable de la voluntad de aquel que ama a Dios, porque su palabra dice que “no nos cansemos de hacer el bien”, un corazón que hace el bien, ama incondicionalmente, sirve con amor y sin buscar la aprobación de otros, quiere lo mejor para otros y vive para ser un instrumento de bondad en manos de Dios.

Así que no es posible agradar a todos, pero si procuramos con diligencia tener un corazón que agrade a Dios, tendremos corazones sencillos, corazones que hacen la voluntad de Dios y corazones dispuestos a hacer el bien, que es lo que tanto necesita este mundo.

En nuestro camino hacia la meta, no dependamos de la aprobación de todos, busquemos agradar a Dios y nos vamos a sorprender que con un corazón que agrada al Señor, también podremos agradar el corazón de los hombres. Así que agradando a Dios, prosigamos hacia la meta.


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