Cerca de Jesús
Escrito por webmaster el 10 de febrero de 2022
¿Puedo ir hacia la meta, luchando cada día por alcanzar la vida eterna y estar lejos del autor y consumador de la fe? Si, podemos ir hacia Jesús, hacia la eternidad, pero vivir lejos de él. Pareciera irreal, pero a lo largo de los años que tengo como cristiana he visto en muchos momentos de la vida, personas que trabajan por y para El Señor, sin embargo su corazón está lejano de Su presencia.
Cada uno de nosotros puede pasar por esos tiempos, en los que trabajamos para la obra del Señor, nos esforzamos en el ministerio que nos ha dado, tenemos un cargo y la carga de hacerlo, damos lo mejor de nosotros en todas las cosas que hacemos, somos cristianos, amamos a Dios, pero dedicamos poco tiempo o casi ninguno para estar con Él, para estar con aquél que es el motivo real por el cual hacemos todas las cosas.
Vivimos en una sociedad ocupada, llena de mil trabajos, corriendo todo el dia de un lado a otro, quizás no salimos de casa porque hacemos teletrabajo, pero no paramos en todo el dia, estamos de una cosa a la otra y cuando por fin llega la hora de irnos a la cama, nos damos cuenta que hemos pasado todo el dia trabajando para El Señor de la obra, pero sin hablar en ningún momento con El Señor de la obra.
Esto puede ser un alto en el camino muy grande al proseguir hacia la meta, porque podemos avanzar y avanzar, pero si volvemos la vista atrás, Jesús se ha quedado muy lejos de nosotros, ya no camina en cada momento a nuestro lado, ya hacemos planes y proyectos, pensamos a futuro, pero le hemos sacado a Él de todo, quizás sin darnos cuenta, sin pensarlo, sin intención, pero desde el primer momento que dejamos de orar, comienza una separación que cada día se hará más grande entre Dios y nosotros.
Es por eso tan importante el momento de la oración en la vida de todo cristiano, las mañanas tendrían que ser como un ritual, un hábito, algo inexcusable, ese tiempo en el que estamos con Dios y no estamos con nadie más, podemos hacer devocionales con nuestra familia, orar con quienes vivimos, pero antes de todo eso, debemos tener un tiempo con El Señor, en el que estamos cerca de Su corazón, donde le hablamos, pero sobre todo donde Él nos habla, sentimos Su presencia, su abrazo, Su amor.
Vivir una vida sin estar cerca de Jesús, es como querer ir a un destino y no ponerle gasolina a un vehículo, puede ser que camine un tiempo, pero se termina, y si no volvemos a repostar, lo más seguro es que sigamos queriendo conducir, pero no iremos a ninguna parte, porque aunque tengamos el vehículo, estemos sentados dentro de él, sepamos conducir y tengamos todo lo que necesitamos para llegar a nuestro destino, sin ese combustible celestial que nos da Su presencia en nuestra vida, no vamos llegar muy lejos.
Hoy quiero compartir contigo 3 escrituras en las que podemos encontrar ese regreso a la oración, a estar cerca de Jesús como una prioridad y proponer en nuestro corazón no dejarlo de lado sino que sea lo primero, lo primordial, lo único que cuente antes de todo lo demás en el día a día.
SIN DIOS NO VOY A NINGUNA PARTE: Éxodo 33:15 dice “Y Moisés respondió: Si tu presencia no ha de ir conmigo, no nos saques de aquí.” En este pasaje de la escritura muestra primero una promesa que Dios le da a Moisés y le dice: Mi presencia irá contigo y te daré descanso, entonces Moises le responde “No Señor si tu presencia no va conmigo no nos saque de aquí” y ese debería de ser el sentir de nuestro corazón para no apartarnos de Jesús ni un solo día de nuestra vida, que esa fuera nuestra oración y nuestra forma de vida.
Si Dios no va conmigo yo no voy a ninguna parte, no voy a ningún lugar, no me muevo de aquí, si yo no estoy seguro que la presencia de Dios viene conmigo a trabajar, a estudiar, a dejar a los niños al colegio, a llevar una tienda, a abrir un negocio, a donde quiera que vaya, si Su presencia no me acompaña, yo no me voy de casa, no salgo sin saber que Su presencia me acompaña y esa certeza me la va a dar el estar con Él a solas temprano, haciendo un espacio en mi tiempo, un espacio incambiable, inexcusable, que no es negociable.
Además esta promesa dice que la presencia de Dios con nosotros nos dará descanso, muchas veces pasamos el día y terminamos llenos de afanes, de angustias, cansados sin querer saber nada, entonces deberíamos preguntarnos, ha venido la presencia de DIos conmigo, durante todo el día, porque Su presencia nos da descanso, el solo hecho de saber que Él está con nosotros cambia la perspectiva de la vida.
DIOS ESTÁ SIEMPRE EN LAS MAÑANAS: Proverbios 8:17 Dice “Yo amo a los que me aman, Y me hallan los que temprano me buscan.” No importa la hora, si es más tarde o más temprano en la mañana, pero si dice que hallaremos al Señor los que temprano le buscan, porque al buscarle y querer estar con Él en la mañana, implica que es un prioridad en nuestra vida, antes que el café, antes que todo, buscarle temprano, es un acto de amor, dedicar el primer tiempo del día a Dios, es una señal que le envía un mensaje a su corazón diciéndole, Señor te amo tanto, que lo primero que quiero es estar contigo cuando me levanto, todo lo demás es secundario, quizás requiere de mucho esfuerzo por nuestra parte, pero el amor busca al amado lo más pronto posible, no deja que empiece a correr el día sin estar cerca y sentir Su presencia.
BUSQUEMOS AL SEÑOR MIENTRAS ESTÁ CERCANO: Isaías 55:6 dice “Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano.” Es un escritura impresionante, que leemos muchas veces, pero que si nos detenemos a leerla despacio, nos vamos a dar cuenta que no siempre podrá ser hallado El Señor y no siempre estará cercano, dice mientras, estamos bajo Su gracia y esa gracia inmerecida nos da el acceso a venir delante de Él cuando queramos.
No hay un protocolo celestial para llegar a Dios, no hay que hacer cita previa, no hay que tomar turno la noche anterior, no hay que solicitar audiencia, Él está siempre allí, somos nosotros los que ponemos excusas o establecemos otras prioridades antes que estar con El Señor. Mientras Él esté cercano, no rechacemos esa gracia, esa misericordia que está a nuestra disponibilidad, todos los días de nuestra vida.
Así que revisemos nuestra forma de vida, ¿Caminamos con Jesús hacia la meta? ¿Estamos cerca de Él siempre? Propongamos en nuestros corazones decir al Señor que no iremos a ningún lugar si no estamos seguros que Su presencia viene con nosotros, busquemosle temprano en nuestro día a día, que Él tenga la prioridad en todo, antes que nada, antes que nadie y busquemosle de corazón sincero, mientras puede ser hallado, mientras está cercano.
No pongamos excusas, no busquemos otras razones, no trabajemos para El Señor, no vivamos en la obra del Señor dejando que nuestros corazones están lejos de Él, vivamos una vida cerca, muy cerca de Jesús y prosigamos hacia la meta.