Con humildad ante los hombres (2ª parte)

Escrito por el 26 de mayo de 2022

Quiero compartir una frase que tocó mucho mi corazón hablando acerca de la humildad: “El hombre humilde no tiene complejos, no teme quedar mal; no le importa que noten sus limitaciones. El humilde es por eso un hombre realmente libre” y es tan cierta esta frase porque mientras más humildad hay en nuestro corazón, más libres seremos de la apariencia, del qué dirán, de juzgar y de señalar, eso sí que trae verdadera libertad.

Hemos compartido la semana pasada lo importante es en nuestro camino hacia la meta, tener humildad ante El Señor, ya que muchas veces podemos venir ante Dios con arrogancia o no aceptamos con gozo, Su voluntad en nuestras vidas y en este camino en el que vamos avanzando hacia la meta, hacia el premio del supremo llamamiento en Cristo Jesús, creo que una de las virtudes que más nos van a ayudar para abrir puertas y caminos cerrados, es la humildad ante los hombres.

No una humildad fingida, sino una humildad verdadera, porque aunque queramos actuar de determinada forma, Dios conoce nuestros corazones y la motivación que hay en cada uno de ellos, él sabe si tenemos una humildad que perdona de corazón y no tiene orgullo, y sabe también si vivimos en una humildad fingida donde cada día va creciendo internamente más soberbia y más orgullo en nuestro corazón.

La humildad trae verdadera libertad al corazón, para poder quitar esos pesos que llevamos sobre los hombros y que hacen que el camino sea más largo y pesado. Pesos de la apariencia y el querer agradar a los hombres antes que a Dios, recordemos que la palabra de Dios dice en Romanos 14:18 “que el que en esto sirve a Cristo, agrada a Dios, y es aprobado por los hombres.” Cuando hacemos las cosas para los hombres, quizás no agrademos al Señor, pero si servimos a Cristo, agradamos al Señor y tambien seremos aprobados por los hombres. Es una palabra y una verdad que puede hacernos libres del orgullo para vivir la humildad que El Señor nos enseñó.

Hoy vamos a hablar de lo que es la humildad ante los hombres y cómo en nuestro camino hacia la meta, debemos revisar nuestras actitudes para no apartarnos del camino y que nuestro corazón se mantenga firme y humilde.

LA HUMILDAD ES AMOR: 2 Corintios 10:1 dice “Yo Pablo os ruego por la mansedumbre y ternura de Cristo, yo que estando presente ciertamente soy humilde entre vosotros, mas ausente soy osado para con vosotros.”

La humildad se manifiesta a través de la mansedumbre y ternura de Cristo, una persona humilde es una persona amorosa, actúa con amor, habla con amor, siente y vive en amor hacia los demás, con ternura y con cariño, como Cristo mostró su amor hacia nosotros. La muestra más grande la humildad y el amor, es la venida de Jesús humillándose a sí mismo y padecer por nosotros por amor. Pablo dice en esta escritura que están presente es humilde entre ellos, esa debe ser una virtud que nos caracterice ante la gente y nunca la superioridad y la altivez.

LA HUMILDAD ES PACIENCIA: Efesios 4:2 dice “con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor”.

La humildad es paciencia, ser paciente para con otros habla de nuestra humildad, Cristo ha sido paciente con nosotros, si él no hubiera sido paciente con cada uno, dónde estaríamos ahora? Cuando somos humildes nuestro corazón es paciente, espera, no se apresura, ni quiere que los otros vayan a nuestro ritmo. La escritura dice soportándoos con paciencia, soportar es sinónimo de tolerancia, en estos tiempos en que todo quiere hacerse de prisa, debemos tener paciencia hacia los demás y no querer apresurar a los demás o exigir una forma de ser en otros que quizás nosotros mismo no estamos dispuestos a tener. Paciencia para tolerar, los fallos, las respuestas y actitudes de los demás, eso es humildad, porque somos mansos, buscamos la unidad y no tenemos arrogancia creyendo que estamos por encima de otros.

LA HUMILDAD NO JUZGA Y SEÑALA: En Lucas 18:9-14 aparece la parábola de dos hombres que suben al templo a orar, uno era fariseo y el otro era publicano, la oración del fariseo dice que hablaba consigo mismo, porque aunque según él estaba orando, Dios no toma como una oración, algo que se hace con arrogancia, en sus palabras decía “Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano; ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano. Sin embargo el publicano reconocía su condición y aún no quería ni alzar sus ojos al cielo, porque se sentía indigno ante El Señor, y la escritura termina diciendo en el verso 14 “Os digo que éste descendió a su casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido.»

Este pasaje de la escritura es uno de los más ideales para ejemplificar el concepto de la humildad, es difícil ser una persona humilde si tenemos juicio en nuestros corazones, si nos comparamos con otros para bien o para mal, la humildad en el corazón no juzga ni señala, no toma la piedra en su mano cada mañana para lanzarla a otros que son pecadores, sino se mira a sí mismo, antes de juzgar a los demás.

LA HUMILDAD NO ES VANAGLORIA: Filipenses 2:3 dice «Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo».
La humildad no busca hacer las cosas por contienda, queriendo hacer todo con doble intención o por cosas vanas, el humilde no se siente superior a otros sino considera a todos sin excepción, como superiores a él mismo. La humildad no es menospreciarse, pero si nos lleva a que no sintamos que somos los mejores, sino que siempre hay alguien superior a nosotros, esto trae humildad al corazón y evita que vivamos en la comparación con otros que al final lleva al corazón a menospreciar lo que Dios nos ha dado, que es perfecto para cada uno y que no le sirve a nadie más.

Muchas veces nos cansamos y cargamos porque queremos siempre tener nuestra cabeza en alto, porque no queremos humillarnos y ser como Jesús, nos cansamos porque queremos sobresalir, tener la razón, no nos gusta padecer y sufrir por ninguna causa y nos desgastamos tratando de luchar en nuestras propias fuerzas, pero caminar hacia meta con un corazón humilde ante los hombres, nos dará la gracia para andar en amor, con paciencia, sin juzgar ni señalar y haciendo sin contiendas, sin vanagloria y sin comparaciones.

Vivamos en la libertad que trae la humildad, seamos humildes ante los hombres y prosigamos hacia la meta.


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