Edad avanzada y útil

Gracias a Sergi Schaaff, varias generaciones de españoles han tenido la posibilidad de pasar los mejores momentos televisivos, al ser el artífice de algunos de los concursos más famosos.

Es el demiurgo de la televisión. Gracias a Sergi Schaaff (84), varias generaciones de españoles han tenido la posibilidad de pasar los mejores momentos televisivos al ser el artífice de algunos de los concursos más famosos como El tiempo es oro, Si lo sé no vengo o Saber y ganar, que en breve cumple sus bodas de plata en la gran pantalla. Lejos de pensar en la jubilación, vocablo que no existe en su diccionario, Schaaff posee una energía envidiable. Así lo ha demostrado siempre por los pasillos de TVE en Sant Cugat (Barcelona).

En las reuniones de Saber y ganar es capaz de reformular las preguntas, de cambiar la dinámica, sugerir si el tono es banal o elitista, se lee de cabo a rabo los guiones y en plató actúa como si fuera un director de cine ya que indica, en ocasiones, cómo saborear las pausas, cómo cuidar la entonación, constantemente hace gestos para comunicarse con Jordi Hurtado -su presentador fetiche-, Elisenda Roca, Pilar Vázquez o Alejandra Alloza, que durante una temporada estuvo frente a las cámaras. Es un fiel defensor de la vocalización y la proyección de la voz. No deja cabos sueltos. Es muy cuidadoso. Junto a su equipo forman una especie de taller de alta costura. Todo está medido al milímetro. Echa de menos a Juanjo Cardenal, la ‘voz’, que se retiró el año pasado.

Él fue quien dio la primera oportunidad catódica a Julia Otero e Isabel Gemio, que en aquella época se apellidaba Garbí. Lo dicho. Es un demiurgo. Así lo atestiguan sus más de seis décadas de trayectoria. En las distancias cortas es un hombre afable, con sentido del humor, resulta fácil arrancarle una sonrisa, es conciliador a la par que exigente y la tele es su gran amor.

Pero tiene otro, que es su gran pilar, su esposa, la actriz catalana Àngels Moll, con quien tiene dos hijas, Anaïs y Abigail, que también se dedican al mundo del entretenimiento. Por ejemplo, ambas forman parte del equipo técnico de El ministerio del tiempo, ya que la primera es guionista y cocreadora y la segunda es directora. En su hogar del exclusivo barrio de Sarrià en Barcelona se respira arte por todas partes. Las reuniones familiares son amenas, siempre han entendido las ausencias, las interminables horas de grabación y las complicaciones en el último minuto.

Quienes le conocen bien aseguran que Schaaff es un padrazo. Ha ayudado a sus hijas como todo progenitor, pero también ha sido consciente que se tenían que buscar las habichuelas. El arduo camino por ser «hijas de» ha sido duro, pero el veterano realizador siempre ha sabido que tenían un talento innato como han demostrado sin tener ínfulas de grandeza.

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