El mal del aborto en la sociedad (1ª parte)

Escrito por el 11 de abril de 2022

El aborto no seguro es una de las cinco principales causas de mortalidad materna –junto con las hemorragias, las infecciones, la presión arterial alta (preeclampsia y eclampsia) y el parto obstruido–, y además es la única de las cinco que es casi totalmente prevenible. Estas cinco causas son responsables del 75% de las muertes maternas en todo el mundo; el aborto no seguro, por su parte, es responsable de al menos 1 de cada 12 muertes maternas.

Según un estudio liderado por la Organización Mundial de la Salud publicado en ‘The Lancet’, de los 55,7 millones de abortos que se solicitaron aproximadamente cada año entre 2010 y 2014, alrededor de 25 millones fueron abortos no seguros. El aborto no seguro tiene consecuencias médicas que en muchos casos son irreversibles y que pueden causar la muerte de la mujer embarazada. MSF es testigo una y otra vez de cómo, cuando no hay servicios accesibles de aborto seguro, muchas mujeres recurren a métodos no seguros a pesar de los considerables riesgos que entrañan.

Se calcula que, cada año, al menos 22.000 mujeres adultas y jóvenes mueren a causa de abortos no seguros, el 97% de ellas en África, Latinoamérica y el sur y oeste de Asia*; además, siete millones de mujeres tienen que ser hospitalizadas cada año por complicaciones tras someterse a este tipo de prácticas a manos de personal sin la cualificación necesaria y en entornos sin los mínimos estándares médicos.

Algunas de estas mujeres sufrirán algún tipo de discapacidad permanente y otras nunca podrán tener más hijos. En todo caso, estas cifras son solo estimaciones ya que muchas mujeres y jóvenes no pueden buscar atención médica aunque sufran complicaciones y nadie sabe cuántas mueren.


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