Ante ser quebrantado prosigo a la meta (2ª parte)

Escrito por el 21 de marzo de 2024

En nuestro camino hacia la meta vamos a enfrentarnos con varios obstáculos o problemas que querrán que nos detengamos y no avancemos, esos gigantes que aparecerán podemos vencerlos porque Dios está con nosotros y nada ni nadie nos puede detener.

Uno de estos gigantes es el quebrantamiento, tiempos en nuestras vidas en los que pasamos por momentos difíciles, de pruebas y cosas que hacen que nos sintamos débiles y sin fuerzas, donde podemos llegar a perder la esperanza y todo se vuelve oscuro y sin sentido, pero tenemos que entender que detrás de ese quebranto que Dios permite para nuestras vidas hay un propósito, porque el quebranto no es en sí el fin de nuestra condición, sino que es parte de un proceso, un tiempo transitorio mientras se cumple el propósito de Dios en nuestra vida.

Sabemos que Dios está cerca de los quebrantados de corazón y venda todas sus heridas, el Señor habita cerca del quebrantado y contrito de corazón y Dios ha prometido que sanará y vendará las heridas de un corazón quebrantado. Pero algunas veces no vemos ese quebranto como un tiempo de parte del Señor, sino como un grave problema en sí que cada día nos hace más daño y nos va hundiendo.

Es importante saber que si el quebrantamiento no produce en nosotros la humildad suficiente, la paciencia para esperar y la fortaleza para soportar, caeremos presos de la trampa que el enemigo ha querido ponernos y lo más difícil es que no podremos salir de allí. Y hoy vamos hablar de tres personajes de la palabra de Dios que enfrentaron el quebrantamiento, pero que no aceptaron la ayuda de Dios, no doblegaron su corazón y el final de sus historias es completamente diferente a lo que quizás pudo ser si hubieran sido humildes, dóciles y obedientes al proceso en el que Dios quería ponerlos, de ellos podemos aprender que si no aceptamos y nos sometemos en humildad al quebrantamiento podemos ENDURECER EL CORAZÓN, TRAER DESOBEDIENCIA Y POR ÚLTIMO MUERTE.

El faraón de Egipto: El faraón de Egipto recibió el mandato de Dios de dejar ir a su pueblo, las cosas pudieron haber sido diferentes, pero el quebrantamiento ENDURECIÓ el corazón del Faraón como dice en Éxodo 7:13 «Y el corazón de Faraón se endureció, y no oyó a Moisés y a Aarón, como Jehová lo había mandado.» El endurecimiento del corazón del faraón fue por varias causas:

Primero por su propia soberbia y orgullo, él era la máxima autoridad en ese tiempo en ese lugar y no estaba dispuesto a someter su vida y la de su pueblo a un Dios diferente al que él consideraba. Segundo el faraón de Egipto se rodeaba de consejeros de Egipto que probablemente lo presionaron para que no accediera a lo que Moises le pedía y por último recibió 10 mensajes completamente obvios de parte de Dios, pero las 10 plagas no sirvieron para quebrantar su corazón, sino para endurecerlo, vino dolor y destrucción no solo sobre él sino sobre todo el pueblo, al punto de provocar la muerte del primogénito de cada familia egipcia y su propio hijo.

¿Cómo respondemos al quebrantamiento que Dios trae a nuestra vida, endurece aún más nuestros corazones? debemos estar atentos y velar porque si estamos pasando por tiempos en los que el Señor nos ha llevado a un quebrantamiento, un proceso para hacer crecer nuestra fe, doblegar nuestro corazón y para hacernos crecer en él, no dejemos que nada ni nadie nos lleve a endurecer nuestro corazón, sino a tener un corazón sensible, manso, flexible, humilde y tierno ante Dios.

Saúl, rey de Israel: Saúl es otro personaje bíblico que nos enseña lo que puede pasar en nosotros si no aceptamos el quebrantamiento de Dios, sino que cambiamos las cosas y finalmente sufrimos y perdemos.

Saúl era un hombre orgulloso que seguramente confiaba mucho en su propia capacidad de liderazgo, él se sentía fuerte y poderoso y es posible que no le gustara que Dios le dijera lo que tenía que hacer, por ejemplo cuando le dijo que debía destruir a Amalec por completo.

Segundo Saúl era un hombre de poca fe en Dios y esa falta de fe le llevó a desobedecer a Dios porque cuando debía destruir todo lo que Dios le había dicho que hiciera, él conservó lo mejor del ganado. Saúl también tenía temor de la gente más que de Dios, cuando vio que el pueblo podía desertar, comenzó a ofrecer sacrificio sin esperar a que el sacerdote llegara al lugar y por último Saúl era un hombre que amaba tener poder, él quería ser un rey poderoso y que la gente temiera de él, cuando Dios quería prepararlo para que fuera un rey conforme a su corazón, él rechazó ese quebranto de Dios desobedeciendo, siempre se justificó nunca reconoció su falta ni se arrepintió, finalmente fue quitado de ser rey como dice en 1 Samuel 15:28:

«Y Samuel le dijo: Jehová ha rasgado hoy de ti el reino de Israel, y lo ha dado a un prójimo tuyo mejor que tu.»¿Cómo enfrentamos nosotros el quebrantamiento? Tengamos cuidado de ser obedientes, no luchemos contra la voluntad de Dios, escuchemos su voz, si el nos dice no y cierra puertas, no luchemos por abrirlas, si el nos dice ir por este camino, no busquemos atajos o demos más vueltas, seamos humildes para que el gigante del quebrantamiento no traiga desobediencia a nuestro corazón y finalmente seamos desechados.

Judas Iscariote: Por último hablaremos de Judas Iscariote, quien traicionó y vendió a Jesús por treinta monedas, él había pecado, eso era un motivo grande de quebrantamiento en su corazón, sin embargo Judas rechazó el quebranto de Dios por varias razones.

La primera Judas tenía falta de fe, él no tenía una fe completa en Jesús como sus otros discípulos, seguramente habían dudas en su corazón y no estuvo dispuesto a seguirlo hasta el final. Segundo Judas era un hombre ambicioso, él quería buscar su beneficio personal, sus deseos egoístas no le permitieron ver al hombre maravilloso que era Jesús.

Cuando Judas se da cuenta de su error se vio envuelto en una inmensa desesperación por lo que había hecho, en ese momento de tanto quebranto debió haber ido a Jesús, pedirle perdón y clamar con arrepentimiento, pero no fue así, él fue a los sacerdotes, estos le condenaron aún más y finalmente como dice en Mateo 27:5 “Y arrojando las piezas de plata en el templo, salió, y fue y se ahorcó.” Judas no vio ninguna esperanza posible, al no reconocer el quebranto de Dios en su vida, finalmente le trajo muerte y separación completa de Dios.

Cómo enfrentamos el quebrantamiento de Dios cuando hemos hecho algo incorrecto o hemos pecado, vamos a Jesús y derramamos nuestro corazón y nos arrepentimos de todo corazón delante de Su presencia, o vamos a otras personas que quizás nos traigan más condenación y finalmente, tomamos la decisión de apartarnos de Dios y eso provoca nuestra propia muerte espiritual.

El quebrantamiento es un asunto serio, un gigante que se puede levantar de vez en cuando en nuestro camino hacia la meta, al cual debemos enfrentar pero sobre todo lucha para no ser vencidos como estos hombres de la historia. No endurezcamos nuestros corazones como faraón, no caigamos en desobediencia e indiferencia ante Dios como Saúl y finalmente no busquemos otros caminos, debemos ir a Jesús y con actitud de arrepentimiento buscar su rostro y aceptar ese quebranto con humildad, con paciencia porque ese tiempo difícil pasará y saldremos más fortalecidos en Dios y con un corazón más dócil a Su voluntad perfecta.


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