El rechazo supremo
Escrito por Daniel Valuja el 27 de marzo de 2024
Cuando Jesús es presentado a Pilato, aún hallándose en medio a tantos insultos y desprecios, es siempre dulce, no desdeña a nadie y quiere que en todos resplandezca la luz de la verdad. Y nosotros, ¿sentimos que nos comportamos del mismo modo con todos? ¿Tratamos de vencer nuestras malas inclinaciones cuando alguien no nos simpatiza? Cuando tratamos con los demás, ¿hacemos lo posible por dar a conocer a Jesús y hacer que resplandezca en ellos la luz de la verdad?
Cuando Jesús se hallaba ante Herodes, estaba en silencio y vestido como si fuera un loco, sufriendo penas inauditas. Y nosotros, cuando recibimos alguna calumnia o burla, algún insulto o desprecio, ¿nos ponemos a pensar que Jesús quiere hacernos semejantes a él? Cuando sufrimos, cuando nos hacen algo y en todo lo que siente nuestro corazón, ¿nos damos cuenta de que es Jesús que tocándonos nos hace sufrir y que nos está transformando en sí mismo dándonos su semejanza?
Y cuando el sufrimiento vuelve a nosotros, ¿pensamos que Jesús al vernos, todavía no está contento con nosotros y por eso nos abraza para poder asemejarnos totalmente a sí mismo? Siguiendo el ejemplo de Jesús ¿podemos decir que poseemos el dominio sobre nosotros mismos? ¿Que en las contrariedades en vez de responder preferimos callar? ¿Nos dejamos vencer alguna vez por la curiosidad?