En la espera

Escrito por el 27 de enero de 2022

El tema de hoy pareciera un poco contradictorio, EN LA ESPERA, PROSIGO A LA META, pero es así la vida del cristiano, siempre estamos esperando por algo, la vida tiene muchas facetas en las que nos movemos y llegamos siempre al punto de tener que esperar que sucedan las cosas, porque Dios mismo nos lleva en ese proceso un tiempo y otro, hasta llegar a la meta.

Cuando hacemos todo lo humanamente posible, llega ese momento en el que debemos dejar todo en manos de Dios y que sea Él quien obre, allí empieza el tiempo de la espera y es allí donde podemos detenernos y perder las fuerzas, la fe, la esperanza o podemos tomar otra actitud y es seguir avanzando, haciendo lo que Dios nos ha mandado a hacer, esperando el cumplimiento de sus promesas o la respuesta a nuestras peticiones.

Todo tiene un comienzo y un final, si pensamos hacia atrás, podemos recordar cómo Dios ha puesto a prueba nuestra fe y siempre ha habido un principio y un final en cada situación, pero realmente lo que le ha dado el valor a esa experiencia, ha sido el tiempo que hemos esperado y lo que hemos aprendido, crecido y madurado, mientras se resolvió esa determinada situación.

Por ejemplo cuando pedimos algo al Señor, ese es el inicio y el final es la respuesta, algunas veces recibimos una respuesta conforme a lo que nosotros queríamos, otras veces una respuesta diferente, ese sería el final, pero la fe que creció mientras esperábamos, las experiencias que vivimos y que ahora nos sirven para aconsejar a otros que están pasando por lo mismo y tantas cosas que DIos nos permite vivir en ese proceso, es lo que verdaderamente le da sentido a la espera en Dios.

Entonces en medio de la espera, sí podemos proseguir a la meta, porque ponemos las cosas en manos de aquel que todo lo puede y seguimos haciendo lo que Él nos ha mandado a hacer, mientras llegan las respuestas a nuestras peticiones. La espera no es un lugar donde no se hace nada, la espera en El Señor es algo mucho más profundo de lo que podemos imaginar.

Viene a mi mente el pueblo de Israel cuando tomaron Jericó, lo que vivieron, lo que pasaron, lo que experimentaron cuando esas murallas estaban imponentes y en pie, hay estudios que dicen que obviamente no eran muros débiles, no eran una pared de pocos centímetros, según historiadores dicen que esos muros tenían aproximadamente 2 metros de grosor, aproximadamente 6 metros de altitud y 800 metros de largo por cada muro, era algo que parecía completamente imposible de derribar, pero todos sabemos la historia, Dios los derribó.

Para el pueblo de Israel el inicio de la prueba fue encontrarse con Jericó, una ciudad que dice la palabra en Josué 6:1 “Ahora, Jericó estaba cerrada, bien cerrada, a causa de los hijos de Israel; nadie entraba ni salía.” ese era el inicio de la prueba y el final sabemos que Dios derribó esos muros y entregó esa ciudad en manos de Su pueblo, pero el tiempo de la espera es lo maravilloso de la historia, el proceso que estos hombres de guerra vivieron mientras llegaba su respuesta.

DIOS DA UNA PROMESA: Josué 6:2 dice “Mas Jehová dijo a Josué: Mira, yo he entregado en tu mano a Jericó y a su rey, con sus varones de guerra.” El Señor le da una promesa a Josué y con la seguridad que él lo iba a hacer, nosotros recibimos promesas de Dios, hemos recibido promesas en Su palabra y para cada situación que enfrentamos hay promesas que nos hablan de lo que Dios hará por nosotros, así que mientras esperamos, busquemos esas promesas que Dios nos ha dado, promesas de victoria, de cómo su poder se perfecciona en nuestra debilidad, promesas de sanidad, de liberación, de fortaleza. Y en base a esas promesas, descansemos el corazón en El Señor y mientras esperamos, sigamos avanzando hacia la meta y que la espera no nos haga retroceder o apartarnos del camino, porque si Dios lo ha prometido, Él es fiel para cumplirlo.

DIOS DA UNA ESTRATEGIA: En Josué 6:3, 4 y 5 Dios le da la estrategia que debe seguir al pueblo de Israel y lo que tiene qué hacer. Las cosas que les dice, quizás eran un poco extrañas porque no tenía nada que ver con derribar un muro tan grande y tan fuerte, pero eran estrategias del cielo, donde no se vence ni con poder ni con fuerza, sino con Su santo espíritu, para esto debemos buscar al Señor fervientemente mientras esperamos Su respuesta, porque así Él mismo nos revelará cómo podemos ir haciendo las cosas, qué tenemos que hacer, el tiempo de la espera es un tiempo de oración y de apegarse al Señor de manera profunda y completa para recibir Su dirección.

CAMINARON EN OBEDIENCIA: Josué 6:9-16 habla de todos los pasos que dieron los hombres de guerra, sacerdotes y hombres armados, en ningún lugar de la palabra aparece que estos hombres hayan dicho algo en contra de la dirección que Josué les dio, sencillamente caminaron en obediencia y así lo hicieron un día y otro y otro hasta completar 7 días alrededor de las murallas de Jericó. Mientras esperamos en El Señor la obediencia es crucial, hacer todo lo que El Señor nos ha dicho que hagamos, no entrar ni abrir la puerta a la queja, a la desesperación o la insatisfacción, porque quizás la respuesta no la vemos enseguida, o no la vemos al pasar los días, pero sin duda este momento es el mejor para caminar en obediencia al Señor, a Su palabra y hacer todo lo que Él nos dice para no apartarnos de Su camino y poder ver Su mano obrando.

CREYERON QUE DIOS LO HARÍA: Josue 6:20 relata que luego de hacer todo lo que Dios les había mandado, el muro se derrumbó, la espera termina un día, más tarde, más temprano pero termina, ningún tiempo de espera es eterno, Dios es el creador del tiempo y en su infinita misericordia, cosas que quizás no se han resuelto en meses, en un momento, en una noche, en un instante suceden, cosas que parecen imposibles a nuestra forma de ver, muros imposibles de derribar, cosas imposibles de lograr o desenredar, en un momento Dios lo puede hacer, El Señor es experto en desenredar cosas que pensábamos imposibles de mejorar, lo importante mientras esperamos es vivir con esa certeza en el corazón, que Dios lo hará.

Así que mientras estamos viviendo un tiempo de espera, en una enfermedad, en una relación, en una situación aparentemente imposible, en una forma de vida, en una rutina diaria, podemos esperar en El Señor con paz, primero aferrándonos a sus promesas, caminando en ellas, buscando al Señor con todo el corazón de día y de noche para recibir sus estrategias, su dirección, no dejando de escuchar un solo día Su voz, tercero caminando en obediencia a Su palabra y a lo que él nos ha pedido hacer y sobre todo confiando que Él lo hará, porque Él es fiel, así que podemos decir como dice esa alabanza “No se como lo vas a hacer, pero TU LO HARÁS! Y en la espera, prosigo hacia la meta!


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